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Autor Mensaje

fedenet89
Asunto: Ficcion: Hermandad  MensajePublicado: 19 Sep, 2010 - 07:41 PM

Hija del Demonio
1146 posts


Hija del Demonio

Cuentas
Single Player [retirado], Ahora dandole al Torchlight 2

Miembro desde
02 Jul 2008
buenas gente, como bien dice el titulo, quiero precentar un pequeño proyecto mio, algo en lo que pueda divagar (sanamente) las casi cuatro horas que tengo entre el viaje de ida y vuelta a la facu si no tengo ganas de leer los apuntes.

bueno, aca va
Cita:
Prologo: Tiempos pasados

2021 – Se realiza el primer viaje espacial humano a Marte.

2024 – Se estima que la Tierra ha consumido el cincuenta y ocho por ciento de sus recursos naturales no renovables.

2025 – Se establece una pequeña colonia minera en Marte, con el objetivo de explotar los yacimientos minerales del planeta rojo. Se desarrollan los exotrajes como traje espacial para tareas especificas, como ser la minería y el manejo de maquinaria pesada en ambientes hostiles.

2040 – Los niveles de polución en la tierra han alcanzado niveles alarmantes, se desarrolla el proyecto “Arca”, la construcción de cinco mega ciudades distribuidas en todo el mundo, una en América del norte, una en África del norte entre Egipto y Libia, otra en la frontera entre Francia e Italia, con la colaboración de Alemania, España, Noruega y Suecia, otra en Rusia y una ultima al sur de China.

2045 – Se envían trasbordadores a recolectar minerales en el cinturón de asteroides de Júpiter, con una tasa de éxito del setenta y ocho por ciento.

2047 – Un meteoro impacta en la superficie de Marte, obligando a suspender todas las actividades mineras. Primeras observaciones sobre el meteoro lo clasifican como una extraña composición cristalina con la capacidad de emitir fuertes campos gravitatorios propios.

2050 – Científicos de la ONU estudian el meteoro, con las fuertes emanaciones de campos del cristal desarrollan fuentes de energía limpia y segura. El meteoro se clasifica como elemento J, poseyendo la capacidad de emitir campos gravitatorios sin desgastarse.

2051 – Una alianza entre China, Cuba y Rusia invade las instalaciones de la ONU y roban el meteoro. Iniciando así lo que se convertiría en un conflicto bélico a gran escala.

2052 – La tercera guerra mundial es declarada, por un lado el bloque comunista China/Cuba/Rusia y por el otro la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá.

2054 – Ambos bandos quedan debilitados por la guerra, declarando un periodo de tregua de un año a causa de los grandes daños al ecosistema mundial.

2055 – Con el periodo de paz casi por finalizar, el ecosistema mundial en peligro y ambos bandos aun debilitados, se declara la guerra un empate, sin un ganador fijo y se divide el meteoro de forma equitativa.

2056 – Se reanuda el proyecto “Arca”, el cual había sido dejado de lado por la guerra.

2062 – Se finaliza el proyecto “Arca”, los habitantes y especialistas mas destacables de la humanidad se instalan en las cinco mega ciudades. En conjunto con el proyecto “Arca” se desarrollan técnicas de microcirugía láser y rehabilitación de personas con discapacidades motrices y psicológicas en un intento por elevar la calidad de vida de la diezmada población mundial.

2084 – La investigaciones para re-terraformar el planeta concluyen con resultados mas que satisfactorios, siendo el proyecto “Renacer” es enteramente viable gracias a las plantas de energía instaladas alrededor del mundo basadas en tecnología gravitatoria, las cuales por su eficiencia y su carencia de impacto ambiental han reemplazado a casi toda otra forma de generación de energía.

2115 – El proyecto “Renacer” avanza a paso lento pero firme, mas del cuarenta y cuatro por ciento del agua se ha re-potabilizado y los niveles de gas invernadero en la atmósfera se han reducido drásticamente.

2131 – El proyecto “Renacer” esta cerca de finalizar. Las tasas de mortalidad se han disminuido y la expectativa de vida ha aumentado en un promedio de diez años.

2134 – Un nuevo meteoro ingresa a la atmósfera de la Tierra, denominado Fragmento I (siendo el meteoro que impacto en Marte el Fragmento 0) se detiene en el océano Pacifico, quedando suspendido a unos pocos centímetros del agua sin generar una onda de choque. Lo que parecía un final apocalíptico para la humanidad en realidad no lo fue, al menos no de la forma esperada, el Fragmento I entro en resonancia con los pedazos esparcidos por el mundo del Fragmento 0 causando que ambos explotaran, cambiando completamente el mundo como lo conocemos, denominando a ese día “El Gran Apagón”.

2140 – La superficie terrestre se encuentra en su mayoría inhabitable, los únicos pilares de la humanidad que han resistido satisfactoriamente, pero no sin daño es el proyecto “Arca”, el resto de la tierra se ha convertido en una tundra helada, llena de muerte y seres mutados.

2153 – Se produce el deshielo, a causa de la alteración en los gases de la antes restaurada capa de ozono.

2167 – La vida vuelve a florecer en algunas regiones no tan afectadas por el cataclismo, permitiendo que pequeños asentamientos humanos se formen.

2175 – Hasta el día de la fecha la humanidad no hace otra cosa que demostrar su verdadera naturaleza, con la falta de recursos naturales, alimentos y terrenos habitables, surgen pequeños grupos de saqueadores, esclavistas y demás calaña. Se forman pequeños pueblos con gente dispuesta a defenderlos, no solo de la amenaza humana sino de las bestias mutadas en busca de alimento. Mientras tanto los dirigentes de las mega ciudades se dedican exclusivamente a los asuntos internos, dejando a la gente del exterior a su suerte, estableciendo severos filtros para quienes quieran instalarse dentro de los últimos bastiones de la época dorada de la humanidad.

Cita:
Capitulo 01: Reencuentro

15/07/2234 1400 Horas

Me encontraba ordenando unos cuantos repuestos de metal cuando mi hermana me aviso que teníamos clientes. Un hombre en un exotraje y una mujer en un traje ligero, militares de Nueva Sioux, parados en la puerta de mi humilde taller.

- Estoy buscando un mecánico – dijo la voz del hombre, distorsionada por el casco – y he escuchado que usted es el único en cincuenta kilómetros a la redonda.
- Pues ha escuchado bien – dije, mientras le hacia señas a mi hermana para que se retirara - ¿Cuál es el problema?
- Nuestro transporte se ha averiado a unos cinco kilómetros de aquí – hablo la misma voz.
- Esta bien, buscare mis herramientas y saldremos.

Fui detrás del banco y tome un par de llaves, unos destornilladores y los puse dentro de mi caja de herramientas, también y casi olvidándola, tome mi revolver calibre .45, la cargue y tome unas cuantas municiones extra. Por el rabo del ojo pude ver como la mujer me apuntaba con su reglamentaria en la mano izquierda, rápidamente levante mi revolver y nos quedamos en esa posición durante unos tensos cinco segundos.

- Sargento Maleev – dijo el hombre – baje su arma.
- Negativo señor – dijo la mujer, también con la voz distorsionada por su propio casco – el civil esta armado.

El hombre se quito el casco y sin dudarlo baje mi arma, la deje en el banco y me acerque a el, con la mujer aun apuntándome.

- Bonita forma de saludar a viejos amigos William – dije – veo que te han ascendido.
- Gajes del oficio, Demian – dijo el Capitán William Anderson – Sargento, baje su arma.
- Si señor – dijo y acato la orden al instante.

Los tres nos dirigimos afuera, donde nos esperaba un aerodeslizador, aunque solo uno de los dos soldados fuera a pilotearlo, posee soportes sobre las hélices para que otros dos soldados pudieran subir.

La sargento entro a la cabina de pilotaje y puso las hélices en marcha, mientras que nosotros nos aferrabamos a los arneses. El pequeño aerodeslizador se elevo unos veinte centímetros del suelo, y con el levanto una densa nube de polvo.

- ¿Así que esa era tu hermanita? – pregunto mi viejo amigo.
- De pequeña le queda poco a Cordelia – le dije – en unos días cumple dieciséis.
- Que rápido pasan los años – dijo mi amigo, dándose cuenta de lo rápido que uno envejece.

La conversación siguió igual los quince minutos que duro el viaje, poniéndonos al día de nuestras vidas, y los cambios que hubo en ellas, nuestros triunfos y derrotas personales.

Al llegar al transporte pude ver como otro de los soldados estaba siendo atendido de una herida en el hombro por la medico del grupo, al lado de ellos se encontraba otro hombre, en un traje pesado cuyo modelo no pude identificar.

- Soldado Gressier, soldado Díaz – dijo Will señalando al herido y a la medico respectivamente – nuestro explorador y nuestra cirujana de campo.
- Capitán, el soldado Wright no lo logro – informo la medico – Lo lamento.
- ¿Y quien es nuestro invitado? – Pregunto el hombre del exotraje pesado – No parece mecánico, dudo que pueda arreglar un auto de juguete siquiera.
- El es Demian Crossett, nuestro mecánico – dijo mi viejo amigo antes de que yo pudiera contestar – Y no te preocupes por sus aptitudes Bradley, dale una llave y desarmara ese bonito traje Mark VII que llevas.

Deje a los soldados de lado y me dispuse a ver el estado del transporte, y a pesar de mis expectativas de un desafió, fue mucho mas fácil de reparar de lo que esperaba.

- Bueno viejo amigo, esto aguantara hasta que llegues al cuartel – le dije – Espero que hallas traído tu billetera.
- ¿Aceptas pago en cuotas? – dijo bromeando.
- Señor, tenemos problemas – dijo la vos de Bradley desde el interior de esa montaña de metal.
- ¿Qué sucede cabo? – pregunto el capitán con tono calmo.
- Mire usted mismo – dijo señalando un pequeño convoy de saqueadores que se dirigía en dirección al pueblo.
- La semana pasada saque a un par de ellos a tiros de mi negocio – dije enfurecido – parece que van a desquitarse con el pueblo entero.
- Pues bueno, un favor por un favor – dijo William poniéndose su casco – Soldados, en marcha.

Con el camión reparado, el viaje al pueblo no tomo más de unos cinco minutos a máxima velocidad. Al llegar los soldados hicieron un rápido análisis del terreno, y para sorpresa mía, la sargento Maleev ya se había situado en la terraza de el único edificio de dos pisos de todo el pueblo, a la expectativa, con su rifle de francotirador. Los saqueadores se encontraban cada vez más cerca, y pude distinguir que eran cuatro los camiones que venían hacia aquí, escoltados por tres viejas motocicletas, realmente deseaban destrozar el lugar.

- Espero que aun recuerdes como hacer esto viejo amigo – dijo Anderson dándome un rifle de asalto, un cargador extra y el micrófono de su ex camarada - como en los viejos tiempos.
- ¿Este flacucho fue soldado? – pregunto sorprendido Bradley.
- ¿No pensaras que lo conocí en un curso de literatura? – rió William.
- ¿Qué hay de tu hombre herido? – pregunte, al ver a Díaz terminar de suturar el hombro del soldado.
- Gressier se las ha visto peores, no te preocupes por el – me dijo – Recuerden soldados, estamos cortos de munición, así que no hagas locuras Bradley.

Dos disparos del rifle de Maleev se escucharon, dejando solo a uno de los motociclistas en pie, las últimas dos balas que le quedaban fueron a parar en el pecho de uno de los conductores del convoy, retrasando a ese camión por un tiempo.
Los malditos ya estaban a la vuelta de la calle, la única calle del pueblo mas bien dicho, el primer camión en circular por ella voló en pedazos gracias a un misil de Bradley, forzando a que los saqueadores se desviaran por los escombros en el camino.
Nuevamente los bastardos intentaban ingresar, esta vez al no quedarle mas cohetes al cabo se evitaron otra explosiva sorpresa. El motociclista restante se separo de la formación y ataco a Bradley con una 9mm por el flanco izquierdo, pero gracias al espesor de las placas de neo-acero los balazos no llegaron a tocar su cuerpo.

- Maldito mocoso – grito Díaz al apuntar con su rifle al pecho del motociclista y reducirlo con una breve ráfaga de disparos.
- Ya viene el resto – aviso Maleev por el comunicador al equipo.
- ¿Te encuentras bien Frank? – pregunto Díaz, a la par que se refugiaba dentro de una casa derruida junto a Gressier.
- Nada grave Camila – dijo mientras sacaba su reglamentaria del estuche y la golpeaba contra la coraza metálica de su pecho – esto seria mas divertido si me quedara munición en la gatling.
- Basta de charlas – ordeno el capitán mientras nos asomábamos desde nuestra cobertura para dispara dos ráfagas rápidas que dieron en el pecho de los pasajeros del segundo camión – Avancemos.

Cambiamos de posición para reunirnos con Bradley y refugiarnos detrás del camión militar, mientras Díaz y Gressier proporcionaban fuego de cobertura.

- ¿Pensaste en volver al ejercito alguna vez? – me pregunto el capitán ni bien llegamos donde se encontraba Bradley - ¿Y revivir las viejas glorias?
- No realmente – conteste cortante, tras reducir a otro enemigo – tengo lo que necesito aquí, es poco pero es mió.
- Si alguna vez quieres volver, las puertas están abiertas – me respondió y los tres avanzamos.

Al ver nuestra fuerte oposición los pasajeros del tercer camión emprendieron retirada velozmente. Anderson se comunico con Gressier y Díaz por el micrófono, y pude escuchar por el canal común como ambos se encontraban bien.

- ¿Dónde esta Maleev? – le pregunte, al no escuchar nada de ella.
- ¿y donde esta el cuarto camión? – pregunto Frank
- Creo que allí encontraremos nuestra respuesta – dijo señalando una columna de humo, que para mi desgracia provenía del taller.
- Cordelia – dije sobresaltado, tirando el rifle al suelo y corriendo hacia el incendio.

Al llegar pude ver los cuerpos de tres saqueadores inertes en el suelo, mi hermana llorando, con el labio sangrando y a la sargento Maleev parada a su lado, revisando su arma.

- ¿Estas bien? – pregunte preocupado – Pensé que estabas dentro
- Nada grave – respondió sollozando, limpiándose la sangre y las lagrimas de la cara – ella me salvo.
- Gracias – dije dirigiéndome hacia la sargento.
- Es mi deber - respondió cortante y se dirigió hacia Anderson - ¿Podemos irnos ahora capitán?
- Junten sus cosas soldados – ordeno mi viejo amigo – lamento mucho lo de tu negocio.
- Estamos vivos y eso es lo que importa.
- ¿Qué vas a hacer ahora? – pregunto mi amigo
- No lo se.
- ¿Por qué no vuelves al ejercito? – bromeo Gressier.
- Como te dije, las puertas siempre están abiertas para los viejos amigos.

Realmente no era una idea del todo mala, ya no quedaba nada para nosotros en este pueblo olvidado por Dios, y por mas que nos mudáramos a otro asentamiento, nada garantizaba que las cosas no siguieran igual o incluso empeoraran, además, la pequeña Cordelia se estaba convirtiendo rápidamente en una mujer, y aquí en las estepas las cosas eran peores para ellas que para nosotros, sobretodo por los esclavistas.

- Cordelia, ayúdame a juntar lo poco que nos queda – le pedí a mi hermana, que aun estaba un poco agitada – nos vamos a Nueva Sioux.

Cita:
Capitulo 02: Militares

15/07/2234 1600 Horas

El viaje se hacia cada vez mas intolerable, entre el calor de la estepa y el ruido del motor mas de una vez me habría dormido, de no ser por la conversación entre Gressier, Díaz y mi hermana. El soldado Gressier preguntaba toda clase de cosas a mi hermana, desde como era la vida en el pueblito, hasta si alguna vez había cocinado para todo un escuadrón.

- Ya basta León – dijo Díaz, una mujer latina rondando los treinta, de pelo corto enrulado y ojos marrones – te toca cocinar a ti, no intentes salvarte a costa de la chica.
- Nada de eso Camila – contesto el joven de ojos celestes y rasgos francocanadienses – lo mió es simple curiosidad.
- No es problema, es lo menos que puedo hacer para agradecerles – dijo sonriendo mi hermana – Sobre todo a mi salvadora, ¿Qué creen que pueda prepararle?
- No te preocupes por ella – agrego Frank a la conversación, sacando el casco de su cabeza y exhibiendo una negra barba candado y un corte mohicano – Ella siempre se cocina sola, ¿no es así Viktoryia?

La sargento Maleev se limito a asentir con la cabeza, ella aun no se había quitado el casco y no pude distinguir su cara, aunque por el nombre debe de provenir de la región de los Urales, siendo una de las pocas personas con rasgos soviéticos en toda Nueva Sioux, quizá la única. El viaje siguió y finalmente deje de notar la conversación que sostenía Cordelia con los soldados, pude notar como a mi derecha mi amigo se había dormido dentro de su traje, con su casco aun puesto, algo que solía sucederle luego de una misión en el viaje de vuelta, así que a favor de la amistad, decidí seguir sus pasos, al menos por un par de horas.

Finalmente estábamos llegando, ya era casi medianoche cuando ingresamos en los asentamientos de la periferia, pequeños poblados que gozaban de la protección de la milicia sin gozar de las demás ventajas de la ciudad que se encontraba al otro lado de la robusta muralla. William me explico que en los últimos dos años el tamaño de los asentamientos se había duplicado, las principales causas de ello eran las oportunidades de negocios que ofrecía la zona, al igual que las patrullas constantes ofrecían seguridad.
Al llegar a la puerta, dos guardias en exotrajes pesados y fuertemente armados pidieron que nos identificáramos, no tuvimos problemas hasta que llego el turno de Cordelia, quien no poseía ninguna clase de documentos.

- Abandone el vehiculo – ordeno uno de los soldados – obedezca o utilizaremos la fuerza.
- Capitán William Anderson – se identifico mi amigo saliendo del camión – ¿Hay algún problema?
- La civil no posee documentos, no puede ingresar – contesto el otro hombre – va en contra de las reglas.
- De la misma forma que el Whisky en su aliento soldado – rebatió el capitán.
- No se pase de vivo capitán – dijo el otro soldado, quien parecía estar mucho mas alcoholizado que su compañero.
- Tenga mucho cuidado con lo que dice soldado – amenazo William con severidad – Soy su superior, no olvide eso, así que piense bien que desea hacer.
- Lo sentimos señor – dijo el soldado, tratando de sacar la pata del barro.
- Mucho mejor – dijo mi amigo con un tono más calmo – Ustedes me darán los pases, y yo olvidare este pequeño altercado.

No pasaron ni cinco minutos cuando el soldado que se encontraba menos ebrio volvió con dos pases sin fecha de vencimiento, se ve que a pesar de los años, mi amigo aun conservaba su convincente personalidad intacta. Volvimos al camión y atravesamos la puerta sin problemas, las luces de la ciudad me recordaron a la primera vez que había atravesado la muralla, en busca de un mejor porvenir y la forma de ayudar a mis padres con el taller, hace ya casi quince años. El camión se dirigió derecho al cuartel, allí nos estaría esperando el ahora coronel Zanders, otro viejo conocido mió, con el cual serví cuando se lo conocía como capitán Zanders.
Al llegar al cuartel, Gressier, Díaz y Bradley se despidieron de nosotros, quedando solo William, la sargento Maleev, mi hermana y yo.
No pasaron cinco minutos antes de que el coronel apareciera frente a nosotros, rápidamente William, Maleev y yo lo saludamos, respondiendo el de igual forma.

- Descansen soldados – dijo Zanders – Veo que tienen compania.
- Tiempo sin verlo Zanders
- Crossett, maldito loco, me costo reconocerte con ese horrible corte de pelo – dijo riendo, y señalando a la chica de pelo enrulado y ojos verdes pregunto - ¿Quién es la mujer que se encuentra con usted?
- Mi hermana Cordelia señor – le conteste.
- Se el motivo de su visita Crossett – me dijo – Y ya tengo los formularios listos para su reintegro a la fuerza, recuperara su antiguo rango y servirá con el capitán Anderson y sus hombres.
- además le comente la situación de tu hermana al coronel – dijo mi amigo – conoces la ley aquí, si no trabaja la devolverán a la estepa en un mes.
- ¿y que proponen? – pregunte preocupado.
- Trabajara en la cocina – dijo el coronel – el numero de reclutas aumento y les hace falta algo de personal.
- Gracias – se limito a decir mi hermana.
- Le debía una a tu hermano – dijo el coronel dirigiéndose a ella – con esto estamos a mano, la sargento Maleev te llevara a las barracas para las mujeres, mañana veremos donde acomodarte.

Cordelia colgó su mochila de su hombro y se dispuso a seguir el apresurado paso de la sargento, doblando en una esquina y desapareciendo en la noche. Era increíble como mi vida cambio en tan solo unas horas, de mecánico de pueblo a sargento primero en tan solo unas horas.

- Vamos Demian – me dijo mi amigo, sacándome de mis pensamientos – tengo unas cervezas frías esperándome en mi oficina.
- haz lo que yo digo, pero no lo que hago – dije en referencia a los guardias de la puerta.
- Hay que festejar que uno sigue con el culo en una pieza Demian – rió mi amigo – y no todos los días uno se cruza con viejos amigos.

...

Fue una extraña sensación verme devuelta en el uniforme, con la cabeza rapada y en la cola para el almuerzo, pero para mi sorpresa no era el único que se sentía así, Cordelia se encontraba sirviendo un guiso en las bandejas, vestida de blanco, y con una cofia en la cabeza que tapaba su largo cabello enrulado. Pude escuchar como un joven recluta le preguntaba que haría luego de trabajar, pero ella educadamente rechazo su invitación, a lo que el contesto que no se rendía fácilmente. El joven se vio forzado a avanzar cuando los cinco soldados que se encontraban entre el y yo le sugirieron que se apure si no quería comer en el suelo.
Al llegar mi turno, mi hermanita y yo intercambiamos sonrisas, sirviéndome ella la comida de la misma forma que solía hacerlo yo luego de que nuestros padres fallecieran por la peste.
Finalmente y con la comida en mano me dispuse a encontrar a mi amigo, quien al verme levanto su mano para indicarme donde estaba.

- Veo que dormiste bien – dijo William – te vendrá bien con el día que te espera.
- De vuelta al entrenamiento – dije recordando viejas épocas.
- Nada de eso – dijo mi amigo – no te hace falta entrenar, aunque un poco de ejercicio te vendría bien.
- Te lo dije – fanfarroneo Bradley, quien tenia la ración de dos hombres – le hace falta un poco de fibra si quiere usar un exotraje decente.
- Deja ya los suplementos – dijo el capitán mofándose de los ciento treinta kilogramos de músculo de la bestia de casi dos metros – se te están subiendo a la cabeza.
- Además, se dice que muchas de esas porquerías hacen crecer los músculos – afirmo con tono serio Camila, quien acababa de llegar – pero pueden encoger otras cosas más importantes.
- No es verdad – se ofendió Frank – todo sigue del tamaño correspondiente.
- Excepto tu cerebro – hablo León, quien al igual que Camila, recién llegaba.
- Como iba diciendo – cambio de tema el capitán – hoy iras al arsenal a que te asignen un traje y allí elegirás tus armas, luego saldremos a patrullar, hoy nos toca a nosotros el turno de la tarde.
- Ya había olvidado las guardias rotativas – dije, y luego tome un sorbo de la horrible bebida que venia con la comida – algunas cosas nunca cambian.


De camino al arsenal pudimos ver como los nuevos reclutas realizaban un simulacro de combate básico, un asalto a un convoy con armas robadas. Díaz y Gressier se despidieron, tenía unas tareas pendientes y Gressier debía hacerse una última revisación luego de su micro cirugía reconstructiva en el hombro.
Ya en el arsenal nos recibió uno de los encargados, desde allí nos dirigimos al deposito de armaduras.

- ¿Qué se les ofrece? – nos pregunto uno de los técnicos.
- Vinimos por una asignación de armadura táctica – contesto William
- Bien – dijo señalando un traje anatómico a su derecha – El traje anatómico Cobra 2.5, la elección perfecta para francotiradores y tropas de reconocimiento.
- Este es el traje que usan Gressier y Maleev – me aclaro Bradley – Los colores cambian dependiendo el entorno.
- Efectivamente – concordó el técnico – en el casco del traje hay una serie de sensores ópticos que analizan los colores predominantes del entorno, cambiando el color del la malla de tejido de neo-acero, mediante al alteración eléctrica de ciertos tintes químicos.
- No parece muy resistente – dije dubitativo
- Todo lo contrario – dijo el técnico – no será el traje mas resistente, pero no es para nada débil, fuera del mismo tejido van intercaladas laminas delgadas de neo-acero en una disposición de escamas, de ahí el nombre Cobra, las cuales también cambian de color.
- No me convence mucho – dije aun dubitativo.
- piénselo bien – dijo – al no poseer ninguna parte mecánica el traje es muy liviano y silencioso, además, no merma para nada la velocidad del soldado.
- Muéstrele los exotrajes – dijo Will – ya le puedo decir que no le interesa el Cobra
- Aquí tenemos el exotraje de la serie media Paladín – dijo el técnico señalando un traje igual al de William, pero un poco distinto al de la soldado Díaz – Posee placas de neo-acero un setenta por ciento mas gruesas que los trajes de la serie Cobra, este es un traje mecanizado, en las articulaciones hay unos servomotores que otorgan unos cuarenta quilogramos mas de fuerza al soldado, aunque no es recomendable abusar de esta función, por el gran consumo de energía de la batería principal.
- ¿Qué mas posee el traje? – pregunte interesado.
- Al igual que la serie Cobra, este traje esta sellado – me comentaba – Es imposible que cualquier tipo de gas ingrese al casco o alguna otra parte del interior del traje, además, este traje es muy resistente a las temperaturas, posee su propio circuito de regulación térmica, pudiendo trabajar a una temperatura mínima de cuarenta grados bajo cero y una máxima de ochenta y dos.
- Luego tenemos la serie de exotrajes pesados Mark VII est...
- Estos trajes son para situaciones de combate complicadas, pesan mas de sesenta kilos, por lo cual todo movimiento es asistido por los servomotores, a diferencia de la serie Paladín – explicaba emocionado Bradley - las placas de neo-acero son del doble de gruesas en comparación, reduciendo un poco la movilidad, al igual que los otros trajes esta completamente sellado, pero como la serie Paladín no goza del camuflaje de la serie Cobra.
- asumo que ese es el que tenes vos – dije mofándome de la obviedad
- Nahh, el mió fue hecho a medida, el traje mas grande me quedaba chico – se rió Frank – como iba diciendo, el gran requerimiento energético de este traje hace que posea dos fuentes de energía funcionando en paralelo, y una mas pequeña en caso de emergencia.
- Prefiero la serie Paladín – dije decidido
- Como si pudieras levantar el otro – se mofo Frank – veinticinco kilos contra sesenta.
- Te dije que dejaras los suplementos Frank – bromeo mi amigo – Es hora de ir a la armería.

Llegamos a la armería y nos recibió un sujeto de barba larga bastante desalineado, parecía más un saqueador que un técnico. El lugar era un desorden, había cantidad de municiones desparramada por la mesa, tiras de ametralladora pesada caídas en el suelo, y demás cosas que ni me tome el trabajo en identificar.

- Carlos, psicópata – saludo Bradley – veo que has estado jugando.
- No mas de lo normal – contesto, señalando un par de blancos es la pared, en especial el papel con el dibujo del rehén – ya me aburrí de dispararle solo al malo.
- Mi amigo vino por un curso acelerado de nuestros últimos juguetes.
- En seguida capitán, por aquí – dijo dirigiéndose a un gran armario en la pared - ¿Empezamos por lo mas pequeño?
- Da lo mismo.
- En cuanto a pistolas tenemos por un lado la clásica reglamentaria, calibre .35, diecisiete tiros por cargador, semiautomática, liviana y fácil de manejar – explicaba el encargado – sino también tenemos una pequeña bestia calibre .45, nueve tiros por cargador, un poco mas pesada y con mas retroceso que la anterior.
- Interesante, pero ya tengo un revolver del mismo calibre.
- En cuanto a sub.-ametralladoras tenemos la clásica SA-EP, con una cadencia de fuego rápida, cuarenta balas 9mm por cargador, y la posibilidad de equiparle un silenciador, esta arma por su facilidad de uso y su poco retroceso se puede utilizar tranquilamente a una mano, usando dos sub.-ametralladoras a la vez.
- Nunca fui muy amigo de ese tipo de armas – conteste – tienen poca precisión para mi gusto.
- por el lado de las escopetas tenemos la ETM-16, de acción manual, posee una capacidad de ocho casquillos y la capacidad de disparar un solo perdigón de 18mm de diámetro perforante, de culata plegable, es un arma muy cómoda y fácil de manejar – explicaba el técnico – la ETA-12 es una escopeta automática, los cargadores pueden venir en dos variantes, peine con once casquillos o tambor con veinticuatro.
- ¿Y en cuanto a rifles? – pregunte ya medio cansado de escuchar la descripción de cada bendita arma en el arsenal
- Lo veo medio aburrido ya, porque no viene y prueba las armas mientras le explico.
- ¿Y en cuanto a rifles? – pregunte ya medio cansado de escuchar la descripción de cada bendita arma en el arsenal
- Lo veo medio aburrido ya, porque no viene y prueba las armas mientras le explico.

El encargado tomo dos rifles y nos llevo a la parte de atrás, donde había una galería de tiro, me alcanzo uno de los rifles al cual llamo RAS-772, dándome otras vez una descripción parecida a las demás armas, calibre .30 munición perforante, treinta tiros por cargador, semiautomática. Tome el arma y dispare una ráfaga, tres tiros limpios al centro del pecho, muy buena precisión.
Cuando fui a buscar el otro rifle note que a mi derecha había una joven de no mas de veintidós o veintitrés años, de pelo corto y rojizo y unos hermosos ojos grises, portando un rifle muy fuera de lo común.

- La potencia de fuego esta perfecta – dijo la joven – pero la cadencia de tiro es muy lenta.
- Para eso están los prototipos – dijo el técnico – estamos trabajando para que el consumo de energía no sea tan alto.
- Por lo demás esta perfecto – hablo la joven de ojos grises.
- Gracias sargento.
- Vik, ¿sigues con tu juguete nuevo? – Pregunto Frank - ¿Cómo va el rifle de riel?
- Demasiado consumo de energía, la batería apenas dura tres disparos – contesto ella, caminando hacia la puerta, y apretando el botón para abrirla – Así que tendré que seguir cubriéndoles las espaldas con mi RFP como siempre.
- Nos vemos – saludo Will – Cuídate Maleev.
- ¿Esa era Maleev? – Pregunte asombrado – no pensé que fuera tan joven.
- Larga historia – contesto mi camarada – se nos hace tarde, así que el resto lo veras sobre la marcha.

...

Frank, Will y yo nos bajamos del camión, esta tarde nos tocaba hacer guardia en el anillo de la periferia, una pequeña plaza entre varios asentamientos llena de puestos de comerciantes y mercaderes, donde se podía comprar artículos legales, y otros no tanto. Para la guardia nos habían otorgado dos ETM-16 con casquillos de goma y un lanzagranadas LGMP-6, también llamado cariñosamente Hidra, con granadas de contusión, aparte, por precaución y si las cosas se ponían feas llevamos un poco de munición letal.
Por suerte la guardia transcurrió con una calma poco inusual, mas que una que otra discusión entre uno de los tenderos y un comprador, o uno que otro pequeño altercado que se resolvió con solo presentarnos en el lugar, no sucedió nada grave. Afortunadamente nada sucedió en mi primer día en la fuerza que requiriera una resolución violenta. Al caer la noche, y llegar nuestro relevo, Will propuso que nos juntáramos a celebrar en un pequeño bar llamado “La Rosa de Acero”, por la amistad, las nuevas y las viejas.

Llegue al bar y me encontré con León en la puerta, vestido como civil me fue difícil de identificar, hasta que reconocí su acento con tintes de francés.

- Los demás te están esperando adentro – me dijo mientras le indicaba al guardia que me dejara pasar – pensamos que no aparecerías.
- ¿De donde salio este lugar? – pregunte – no recuerdo que en la ciudad hubiera muchos bares.
- Una de las soluciones del gobierno para mantener a los jóvenes controlados – explicaba como si hubiese vivido la situación en carne propia – mejor aquí adentro descargando el estrés, que afuera cometiendo actos de vandalismo.

Pasamos de la puerta derecho a la barra, el lugar estaba bastante lleno, había unas mesas de pool contra la pared, y varias mesas con sillones alrededor, las mesas estaban tapadas de botellas vacías y otras por vaciarse. El humo de cigarrillo mezclado con el aroma a noche creaban una atmósfera peculiar, la que se complementaba con un eterno clásico de rock n roll marcando su presencia en todo el lugar, en otras palabras, era un segundo hogar.
León pidió dos cervezas y con ellas ocupo mis manos, pidiendo además dos tragos que el se encargaría de llevar. Caminamos entre un grupo de gente y nos dirigimos derecho a una de las mesas redondas donde se encontraba el resto.

- Veo que no la pasan nada mal – le dije al grupo, poniendo las dos cervezas en la mesa.
- No se puede estar todo el día de uniforme – me recibió Will sacándose el habano se la boca.
- Hola cerveza – saludaba Frank hacia la mesa – Bienvenido a “La Rosa de Acero” Demian.
- Un brindis por las casualidades – propuso Will.
- Y otro por los cohetes incendiarios – agrego Bradley.
- Por las casualidades – dije y bebí del chopp que Will me había servido – y por los cohetes incendiarios.

Terminado el brindis pude ver a Díaz acercarse a nosotros con una muchacha en un vestido rojo a quien no pude reconocer por la poca iluminación.

- Nunca había estado en un lugar así – sonó la vos de Cordelia, justo al final de la canción.
- Este lugar es fantástico – dijo León – Buena música, buena vista...
- Gracias nosotras – agrego Camila riendo.
- Y todo el alcohol que uno pueda beber – termino la frase León.

Camila, Cordelia y León brindaron por el lugar, finiquitando cada uno un shot de tequila de un trago.

- ¿Qué hace ella acá? – pregunte exaltado – ni siquiera se como hiciste para entrar.
- Tranquilízate de una vez quieres – dijo Camila – El primo de León es el dueño del lugar.
- Además, mejor que conozca estos lugares con nuestra compañía – acoto la bestia de Frank – disfrutaría mucho si alguien intenta pasarse con ella en mi compañía.

La charla siguió normalmente, el alcohol en sangre me ayudo a conocer un poco mas a mis nuevos compañeros, quienes contaban viejas anécdotas o historia de guerra.

- Y bien Gressier ¿Por qué te enlistaste? – pregunte
- Las mujeres aman el uniforme – bromeo – Antes era un bueno para nada, adicto a la mayoría de las porquerías que el ejercito saca de la calle ahora, me enliste para hacer algo productivo de mi vida, o morir en el intento.
- ¿Qué hay de ti Bradley? – le pregunte a la par que levantaba nuevamente mi copa.
- Antes trabajaba en las minas – contesto – pero al nacer mi pequeña Sarah cambie de trabajo para poder instalarnos en la ciudad, vos mas que nadie conoce la situación en la estepa.
- Lo se, mis padres y yo hemos pasado mas de una situación difícil cuando Cordi era pequeña.
- ¿Usted sargento? – pregunto curioso León, con una que otra copa demás.
- Hace ya unos cuantos años atrás la situación en el pueblo no andaba para nada bien – relataba con dificultad, y mi hermana sin perderse palabra alguna – mandaba gran parte del dinero que cobraba para mis padres y para la recién nacida.
- ¿y porque dejo la carrera militar? – Pregunto Camila interesada.
- Cuando mis padres enfermaron durante la peste del 2223 no había nadie que pudiera cuidar de la pequeña Cordi, así que volví a mi hogar – dije y bebí otro shot de tequila – al fallecer mis padres al año siguiente decidí quedarme definitivamente en el pueblo.
- La familia es lo mas importante que uno tiene – dijo Frank bebiendo el contenido de su chopp en un parpadeo.
- ¿Camila? – pregunte a la única restante.
- Mi hermano Raúl sirvió al mando del capitán Anderson – dijo con voz entrecortada – fue herido en combate y falleció por no haber recibido tratamiento a tiempo, ahora paso mi tiempo suturando a esta pandilla de vagos, ¿no León?.
- Muy gracioso Cami – rió Gressier.
- Por la gente que amamos – propuso un nuevo brindis Will, y todos levantamos nuestros vasos – por las personas que están y por las que nos han dejado.
- Por la gente que amamos – y todos brindamos.

A pesar del importante estado etílico en el que nos encontrábamos algo distrajo nuestra atención, en las mesas de pool alguien le estaba dando una paliza a dos hombres. Un tercer hombre agarro uno de los tacos de pool, pero una chica rompió un vaso en la cara de este, logrando que retrocediera, cuando vimos a los otros dos levantándose del suelo para tomar a la joven por la espalda nos vimos forzados a intervenir. Antes de que Frank, Will y yo arremetiéramos contra los tres individuos León nos freno, la muchacha rápidamente se dio vuelta e incapacito a sus atacantes. Ella se acerco a nosotros, pensé que iba a atacarnos.

- Algunos hombres no aceptan una negativa capitán – hablo Maleev
- ¿Te encuentra bien Viktoryia? – pregunto mi amigo mas que preocupado al ver el labio partido de su sargento.
- Sabe bien que esta no es la primera vez que un hombre me trata así – respondió en vos casi inaudible pero tajante - esto no es nada.
- Tienen suerte de que ella les halla dejado con vida – le dijo Frank a los tres hombres que intentaban en vano reincorporarse.
- Por su propia salud será mejor que se queden en el suelo – advirtió Díaz – nosotros no seremos tan benévolos como ella, ¿verdad Frank?

Frank se limito a tronar sus nudillos y poner cara de pocos amigos, eso solo basto para que los tres hombres reconsideraran lo que iban a hacer. Con el desastre ocasionado no nos quedo otra alternativa que abandonar el lugar, el personal de seguridad nos pidió gentilmente que nos fuéramos, me pregunto a quien de nosotros le tenían mas miedo, si a Bradley o a Maleev.

Cita:
Capitulo 03: Negocios son negocios

29/07/2234 1100Hs

Más de dos semanas pasaron desde que volví aquí, y aun no me acostumbro al uniforme, aunque ahora la insípida comida tiene un poquito de sabor a casa. Los entrenamientos de hoy fueron bastante intensos, y los simulacros bastante interesantes de a poco voy conociendo como trabaja cada uno de mis compañeros, aunque no todos son tan fáciles de conocer. Terminado el entrenamiento de la mañana, directo a las duchas, a Frank se le cayo el jabón en el baño, pero con el humor con el que se levanto de la cama, nadie se animo a siquiera darle una nalgada. Pasado el almuerzo el equipo se dirigió a la sala de informes, donde el coronel Zanders nos esperaba.

- La situación es la siguiente – dijo el coronel – hemos estado recibiendo informes de desapariciones en la zona del anillo y los poblados mas próximos.
- ¿no serán los animales salvajes? – pregunto León
- Aunque el numero de desapariciones es relativamente pequeño, este exhibe un patrón en particular – contesto el coronel – las desapariciones se dan generalmente viernes de por medio, así que hemos descartado ese factor.
- ¿Tiene idea de que las esta causando señor? – pregunto la soldado Díaz.
- Creemos que es un grupo de esclavistas – contesto el general
- Recuerdo que hace años atrás el capitán anderson y nuestro equipo asaltaron su centro de operaciones – acote - ¿Se han reorganizado?
- Lamentablemente si – sentencio el coronel – es un negocio demasiado lucrativo para dejarlo pasar así nomás.
- ¿Sabemos donde se localizan? – pregunto William.
- Desgraciadamente no, esta vez han sido mas inteligentes y se mueven de ciudad abandonada a ciudad abandonada cada dos semanas, dificultándonos mucho el rastrearlos, aunque creemos tener una idea de donde se establecerán luego de esta noche.
- Hoy es viernes – dijo Frank quien había permanecido muy callado – Hoy secuestraran devuelta, si tan solo supiéramos donde van a estar.
- Hoy estarán en el anillo exterior – dijo Camila – hoy se hace una pequeña fiesta en la plaza central, habrá muchas victimas potenciales.
- Si pudiéramos ponerles un anzuelo seria perfecto – dijo León sin pensarlo dos veces.
- Yo lo haré – se ofreció Maleev al instante.
- Hecho – dijo el coronel – a la hora de partida le daremos un rastreador para que lo ingiera, en un par de días su organismo lo eliminara así que no debe preocuparse.
- Debe haber otra alternativa – afirmo William con un dejo de preocupación en su vos – no podemos mandar a uno de los nuestros completamente desarmado a la boca del lobo.
- No se preocupe capitán – hablo el coronel – nosotros no abandonamos a los nuestros a su suerte, además, la sargento es una profesional que casualmente encaja con el perfil de jóvenes que han estado secuestrando.

Pude notar como a mi amigo no le causaba ninguna gracia el plan del coronel y mucho menos que Viktoryia se halla ofrecido para hacer de carnada, pero entendió que ordenes son órdenes y no le quedo otra opción más que cumplir con ellas.

...

El plan ya estaba en marcha, Viktoryia se encontraba en uno de los puestos de la plaza, vestida como civil comprando una bebida y algo para comer, nosotros ya en nuestros trajes, vigilando a casi cien metros dentro de una de los puestos de vigilancia que la ciudad había construido dentro del anillo.
La plaza estaba muy bien arreglada, había luces por doquier y la música sonaba fuertemente, incluso desde aquí se escuchaba y mas de una vez tuvimos que filtrar el sonido que el micrófono de la sargento nos proveía. La sargento se dirigió al centro de la plaza, a bailar junto a la multitud, tratando de llamar la atención. Varios sujetos se le acercaron, algunos un poco borrachos, otros con ganas de probar suerte, pero ninguno que encajara con el perfil buscado.

- Parece que no están aquí – hablo en voz baja para que solo nosotros escucháramos – esperen...

Dos sujetos se acercaron a la sargento, bien vestidos y simulando estar solo por diversión, aunque en ellos se notaba la mirada del cazador buscando su presa. Viktoryia se acerco a ellos, intercambiaron un par de palabras y se puso a bailar con el mas alto de los dos, mientras el mas bajo consiguió una joven que se había entrometido en la conversación. Los cuatro siguieron bailando por un rato mas, hasta no que el mas bajo de los dos sujetos propuso abandonar el lugar, “esta fiesta se esta poniendo aburrida” hablo en código Viktoryia, dándonos la señal que habíamos esperado toda la noche. Los cuatro se habían esfumado, y nosotros ya nos encontrábamos en un camión de la misma estética que la de ellos, listos para seguirlos desde lejos.
Dos camiones mas se sumaron al que transportaba a Maleev, formando un pequeño convoy, nosotros siguiéndolos desde lejos para no despertar sospechas, la visión nocturna integrada a los cascos compensaba perfectamente las luces apagadas del camión. El viaje duro dos horas, pero, finalmente llegamos a unos viejos edificios maltrechos, dos individuos desde una torre hicieron una señal y el portón de una improvisada empalizada se abrió para dejar entrar el pequeño convoy. Nos detuvimos detrás de una pequeña montaña de escombros, que apenas alcanzaba a ocultar el camión.

- Este es el plan – dijo mi amigo – Esperaremos a que lleven a Maleev con las demás victimas, ni bien veamos que su marcador no se mueve nos acercaremos, Gressier y Díaz vendrán conmigo.
- ¿Y nosotros dos? – pregunte algo consternado.
- Bradley, pondrás explosivos en las columnas de soporte principal de los edificios, Demian, deberás cubrirlo en caso de que algo malo suceda, ningún hombre va solo.

El marcador de Viktoryia dejo de moverse, así que nosotros decidimos avanzar por las viejas alcantarillas de la ciudad, afortunadamente estas no habían colapsado con los años, justo cuando Frank estaba por desprender una reja de desagüe, para hacer una entrada detrás de los edificios, volvimos a escuchar voces desde el micrófono de Maleev, para nuestra sorpresa, no eran mujeres.

- Con esta completamos el cargamento señor – dijo una voz grave.
- Déjela aquí con las demás – hablo otro hombre en tono autoritario.
- Qué calladas están estas putas – volvió a decir la voz grave – parece que hoy dormiremos en paz.
- Los hombres se han encargado de agotarlas – hablo un tercero – y de paso mostrarles la vida que les espera, en el mejor de los casos.
- Si no terminan como esclavas o como sacrificio en algún culto.
- ¿Esta no es la puta colorada del bar? – pregunto el tercero.
- ¿de que están hablando? – pregunto el de la voz autoritaria.
- Hace dos viernes una zorrita nos pateo el culo a tres de los nuestros – aclaro el de la voz grave – Joe y sus hermanos se divertirán con ella.

Por el micrófono de Maleev se escucho una puerta abrirse, y los pasos fuertes y marcados de dos personas.

- ¿Que dices querido? – hablo una mujer - ¿Nos la quedamos?
- aham – se limito a decir el hombre.
- Será un buen entretenimiento antes de partir – dijo la mujer – llévenla a nuestros aposentos.
- A sus órdenes – dijo el de la voz autoritaria – sáquenla de aquí.

Vimos el marcador de Viktoryia en movimiento una vez más, así que decidimos apresurarnos con el plan lo más posible. Bradley abrió la reja, dejando salir a nuestros compañeros, mientras que el y yo avanzamos hasta la base del primer edificio.
La poca resistencia que nos encontramos fue fácil y discretamente eliminada, los silenciadores que agregamos a la punta de los rifles y pistolas fue de gran ayuda para no ser descubiertos. Bradley ya casi terminaba de plantar las cargas en el primer edificio y yo seguía montando guardia.

- ¿Cómo va todo por allá Will? – pregunte a mi amigo.
- Mas fácil de lo que esperaba – dijo disparando su arma – acá esta todo despejado, las chicas no están muy lejos.
- Acá termine señor – indico el cabo – Ya podemos avanzar hacia el segundo.

Nos tocaba avanzar al segundo edificio, plantar las cargas y avanzar hacia el tercero para repetir el mismo proceso, pude ver un par de cuerpos desde las ventanas de la planta baja, esclavistas muertos y una que otra joven que había sufrido el mismo destino a manos de los últimos.

- déjenla aquí – volvió a sonar la vos de la mujer.
- En seguida – dijo uno de los hombres, se escucho como Maleev balbuceaba, pero al dejarla caer al suelo recupero la conciencia.
- ¿Dónde estoy? ¿Qué sucede aquí? – se hizo la tonta – déjenme ir.
- Eso carece de importancia ahora – hablo la otra mujer – y como veras, dejarte no es una opción, una chica como vos vale mucho en el mercado, aunque quizás te conservemos como prostituta un tiempo.
- ¿Que? – dijo ella simulando sollozar – por favor, déjenme ir, se los suplico.
- Suplicar no te servirá de nada – dijo abofeteándola fuertemente en la cara – ahora eres de nuestra propiedad, y por esta noche, nuestro juguete.
- déjenme ir y no diré a nadie lo que hacen – lloro Viktoryia y escupió sangre – por favor.
- Abre la boca perra – dijo la mujer – Ahora.
- ¿que? – empezamos a temer lo peor.
- Joe – llamo la mujer y se escucho el sonido de la puerta abrirse – abre la boca de esta mocosa.

Se escucho un grito ahogado de Maleev, como si la hubieran golpeado en la boca del estomago, y ella luchando inútilmente por mantener la boca cerrada. Lo próximo que se escucho fue el sonido de la alarma, el plan se había ido al diablo, era hora de improvisar.

- Así que un micrófono – dijo la mujer, y el sonido de la puerta se volvió a escuchar – encárguense de los intrusos, Joe, diviértete.
- Si señora – dijo Joe riendo, la puerta se cerro y el piso el micrófono.

- Bradley, plan B – ordeno el capitán.
- ¿tenemos un plan B? – pregunte consternado.
- El plan Bradley – dijo el cabo levantando su lanzacohetes.

El cohete salio volando, y luego se dividió en cuatro cohetes mas pequeños que golpearon con fuerza la base del segundo edificio, el cual se sacudió con fuerza, incluso llegando a caer parte de el, pero sin derrumbarse por completo, hasta allí llego el factor sorpresa.
Los enemigos nos rodearon rápidamente, Bradley y yo nos dispusimos a ofrecerles resistencia desde el interior del edificio, yo con un RLA-25 un rifle automático calibre .25 de gran cadencia de fuego y Frank con un LC-JDT su lanzacohetes, el cual cargo con otro potente cohete de dispersión. Las balas comenzaron a llovernos de todas direcciones, me asome por la ventana y dispare una rápida ráfaga con mi rifle, impactando en el pecho de un esclavista, Frank por otra parte estaba apuntando cuidadosamente su próximo cohete. Otra vez me asome por la ventana, un francotirador en una de las ventanas del edificio golpeado me disparo en el pecho, el impacto me hizo retroceder, y aunque el traje absorbió casi todo el impacto pude sentir un fuerte dolor punzante entre mi tercera y cuarta costilla derecha. Me cubrí detrás de una pared y pude ver a Frank disparar nuevamente, esta vez derrumbando el edificio, deshaciéndose del francotirador y varios esclavistas con las explosiones.

- Buen trabajo – hablo el capitán – las chicas ya están en un camión, seguras.
- Desde aquí se sintió la explosión Frank – hablo Gressier disparando su SA-EP – Díaz y yo llevaremos a las chicas fuera de este complejo, luego nos reuniremos con ustedes.
- Suerte – nos deseo la doctora y se escucho el camión dispararse a toda velocidad.
- Reúnanse conmigo – ordeno Anderson – debemos buscar a Viktoryia ahora.

Atravesamos a toda velocidad el tramo entre el primer y el tercer edificio, para mi sorpresa, Bradley podía correr en ese enorme traje suyo, pero no sin causar un gran escándalo. Al llegar donde Will se encontraba, Frank detono las cargas puestas en el edificio, demoliéndolo por completo. Patee la puerta principal y William disparo una granada de fragmentación con su Hidra, limpiando la poca resistencia presente. Avanzamos por las escaleras, por el peso del traje de Frank y la precaria condición del edificio es se quedo en tierra buscando un vehiculo para la huida. Llegamos a la puerta tras la cual se encontraba Maleev, nos posicionamos cada uno de un costado del umbral. Dos disparos atravesaron la puerta y nos precipitamos a entrar anticipando lo peor.

- Se mueven y la mato – dijo un hombre robusto, que tenia a Viktoryia como escudo, con un revolver en la cabeza – bajen las armas.
- Capitán – hablaba tosiendo Viktoryia – dispare.
- basta puta – grito el hombre – tiren las armas al suelo.

William bajo su arma y yo lo secunde, la tensión en el aire era impresionante, por un lado la sargento sangrando por la nariz y con la blusa rasgada, sujetada fuertemente por un loco armado, por el otro nosotros con nuestras armas en el suelo, esperando lo peor. El individuo alzó su arma apuntándome, la sargento aprovechando la situación se zafo de su brazo y le dio un cabezazo en el mentón a su captor. El sujeto perdió el equilibrio y Viktoryia salio de la línea de fuego tirándose al suelo sobre nuestras armas. William vació su reglamentaria y yo mi fiel revolver.
Bajamos lo más rápido posible las escaleras, Maleev estaba un poco aturdida así que la sujetamos de los hombros para evitar que tropezara con un escalón. Llegamos abajo y Frank nos esperaba con uno de los camiones que habíamos seguido, ayudamos a Viktoryia a subir en la caja y me dirigí directo a la cabina del conductor. William lanzo dos granadas explosivas hacia las bisagras del portón, tirando la puerta abajo. Acelere el camión y salimos disparados del lugar, atravesando rápidamente el arco del portón, y alejándonos a toda marcha del lugar, ya cuando nos encontrábamos a mas de cincuenta metros mi amigo me pidió detenerme.

- Frank, creo que este es el momento de probar tu juguete – dijo mi amigo vengativamente.
- En seguida señor – dijo el cabo sacando un cohete negro con un símbolo de la paz pintado de rojo sangre – esta va a estar buena.

El cabo fijo un punto en el display de su LC-JDT, segundos después el cohete salio disparado, impactando a los pocos segundos contra todo el complejo, generando una gran explosión, borrándolo del mapa.

- Buen trabajo Vik – dijo el sargento quitándose su caso – nos preocupaste a todos.
- ¿La chicas están bien? – pregunto mas preocupada por ellas que de su propio estado.
- La misión fue un éxito rotundo – le contesto – ahora dueme un poco, te lo mereces.

_________________
FICCIÓN: Hermandad
GUÍA: El Bárbaro Berserker


Ultima edición por fedenet89 el 02 Oct, 2010 - 07:41 PM, editado 11 veces
 
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fedenet89
Asunto: Ficcion: Hermandad  MensajePublicado: 19 Sep, 2010 - 07:42 PM

Hija del Demonio
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Hija del Demonio

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02 Jul 2008
Cita:
Capitulo 04: Secretos

31/07/2234 0200 Horas

Los encajonamos en un pequeño edificio derruido en el anillo, dos de ellos nos disparaban desde una ventana, uno de ellos se encontraba herido adentro.

- Entréguense y evítense problemas – grite – a tu amigo le hace falta un medico.
- Nunca – grito una joven disparando con un revolver .38.
- Esto no nos va a llevar a ningún lado – dijo Will, cargando una granada de gas en un LDU, un lanzagranadas de disparo único con mayor alcance y un mayor diámetro de granadas que el Hidra.
- Última oportunidad – grite
- Anda a la mierda – me respondió el otro sujeto que nos disparaba.

La granada salio volando y entro por la ventana, pasando entre los dos delincuentes, en seguida estallo y una densa nube de gas somnífero invadió la habitación. Hicimos una pequeña llamada al cuartel y entramos a la habitación, allí esposamos a los sujetos y le aplicamos un parche al delincuente herido.
Un camión y una ambulancia llegaron a los dos minutos, los dos jóvenes que nos disparaban viajaron con nosotros en el camión, los tres desgraciados nos agarraron al final de nuestra guardia.

...

Los entrenamientos habían terminado, y a pesar del horario en el que me fui a dormir me sentía renovado, el ejercicio empezaba a sentarme bien. Salimos del cuartel con un jeep prestado, y nos dirigimos derecho al hospital. A pesar del tráfico en la ruta llegamos relativamente rápido al centro. El centro, la otra cara de la moneda en comparación con la llanura, altos edificios iluminados, gente caminando segura por la calle, negocios de todo tipo, cines, teatros, retaurants, entretenimiento por doquier.
Nos desviamos por una pequeña avenida y llegamos al hospital general de Nueva Sioux. Nos dirigimos a la recepción y una señora regordeta de muy mal carácter nos indico la habitación donde Maleev se encontraba.
Terminamos de subir las escaleras y encontramos rápidamente la habitación 205, golpeamos la puerta y una enfermera nos dejo pasar.

- Enseguida vendrá la doctora Díaz a hacer una ultima revisión – le dijo a Maleev, quien se encontraba recostada en una cama.
- ¿Cómo estas Vik? – pregunto Frank.
- He estado peor – dijo riendo, y se apresuro a taparse con una sabana para ocultar los moretones.
- Hola a todos – saludo Cordelia quien acababa de llegar.
- Que sorpresa – dijo William - ¿Qué tal el trabajo?
- Igual que siempre, platos sucios, soldados molestos.
- ¿Quieres que tenga una charla civilizada con alguno? – se ofreció Bradley.
- No gracias, al menos por ahora – dijo mi hermana – Acá traje el libro que me pediste y ya visite a Katrina.
- ¿Quién es Katrina? – pregunto Gressier sorprendido – ¿Alguna amiga para presentarme?
- Es mi gatita – respondió Viktoryia – Gracias por el libro.
- Doctora – saludo la enfermera – la paciente esta lista.
- veo que no pierdes el tiempo León – bromeo Díaz - ¿Lista para la revisión Vik?
- adelante – consintió Viktoryia, la doctora se acerco a ella y comenzó a palpar varios lugares de su cuerpo, a los que ella cada tanto se quejaba.
- Bien, la costilla ya parece estar bien, los nanobots han hecho su trabajo – dijo la doctora.
- bien, ¿Cuándo puedo volver al servicio? – pregunto con una notoria cara de hartazgo del hospital.
- Aunque la costilla ya este bien, te daré unos días de reposo – dijo la doctora – No hagas esfuerzo físico, ni te pongas a pelear como acostumbras.
- Si no tengo más opción – dijo resignada.
- En una hora podes irte, ya te están tramitando el alta – le aviso Camila – Si tenes algún dolor, avísame.

Salimos de la habitación y esperamos que Maleev se cambiara, al salir ella nos dirigimos a la recepción por los papeles del alta, esta vez, por suerte nos atendió otra persona. Nos subimos al jeep y llevamos a Maleev a su departamento, ella insistió en arreglárselas sola pero mi hermana insistió en quedarse un rato con ella.
Los muchachos y yo decidimos aprovechar la tarde e ir a tomar unas cervezas en casa de Frank. La tarde se nos fue volando, conocí a la pequeña Sarah, una niña encantadora de cinco años, y a la mujer de Frank, Evelyn, una mujer de estatura media, pero en comparación a Bradley parecía mas baja.
Cayo la noche, y me despedí de mis amigos, a pesar del ofrecimiento de cenar juntos decidí pasar la noche en familia. Frank me llevo en su auto y como era de esperarse, resulto ser un vehiculo acorde al conductor. Me despedí de Frank y entre al edificio donde mi hermana compartía un departamento con otra joven empleada por los militares, una oficinista creo, dedicada al trabajo administrativo.
Cenamos tranquilamente, la compañera de mi hermana había salido así que estábamos los dos solos. Terminada la cena Cordelia preparo café y nos pusimos a hablar tonterías, un tema llevo a otro.

- Parece que te has hecho amiga de Viktoryia – le dije.
- Se podría decir que si – me contesto – es un tanto extraña.
- ¿a que te refieres? – pregunte ya creyendo conocer la respuesta.
- Para empezar, no es la persona más habladora del mundo.
- Eso no es novedad – bromee.
- Lo mas extraño es que aparte de ustedes y yo nadie mas la visito – agrego Cordelia.
- ¿Qué queres decir? – pregunte – tiene veintitrés años ¿padres, hermanos, amigos, pareja?
- aparentemente ninguno – me respondió – pero me pareció extraño que hablara dormida sobre el padre.
- ¿y que decía? – trate de averiguar con gran intriga.
- “papá basta, detente” – me contesto y termino su café – me preocupa.
- Creo que es hora de que Will y yo tengamos esa larga charla.

...

Dos días habían pasado desde que hable con mi hermana, aun no había tenido la oportunidad de hablar con Will en privado, las ocupaciones de un capitán no son las mismas que las de un sargento primero, pero hoy nos tocaba la guardia a la tarde, así que ahí lo atraparía.

- Tenemos que hablar – dije pareciendo un chiche de parejas.
- Dudo que sea sobre el clima – contesto – así que debe ser algo mas serio.
- Eso sonó a charla de parejas – se entrometió Bradley - ¿No serán...?
- No – dijimos al unísono.
- Entonces ¿de que quieres hablar? – pregunto mi amigo.
- política, mujeres – dijo consternado - ¿o quieres un aumento?
- Basta de payasadas Frank – dijo Gressier cansado de escuchar tonterías.
- Esta noche, en “La Rosa de Acero” – le dije – así hablaremos en privado.
- De acuerdo – dijo mi amigo – vos invitas.
- te dije, cosas de pareja – bromeo Bradley nuevamente, a lo que León arrojo una pequeña piedra al casco metálico.

Tal como habíamos acordado, nos encontramos en la puerta del bar, esta vez, el personal de seguridad se negó a dejarnos entrar, pero tras un pequeño vistazo de nuestras chapas de identificación nos dejaron pasar sin quejarse. Fuimos a la barra y desde ahí con dos cervezas a una mesa de pool, William tendía a soltarse un poco cada vez que jugábamos. El partido empezó y tras tirar una moneda le toco el tiro inicial a el.

- asumo que no hemos venido a jugar y charlar de literatura – comento irónicamente mi amigo – dudo que la obra de algún escritor muerto hace mas de tres siglos sea de tu interés.
- asumes bien – le dije – tengo varias inquietudes sobre Maleev.
- confía en mi, ella no es problema – respondió tajante.
- confió en ti – retruque, metiendo una bola lisa – es en ella en quien no puedo confiar en plenitud.
- ¿Qué querés decir? – inquirió casi con un tono agresivo.
- No puedo leerla, no se porque actúa como lo hace, que la motiva a estar acá, y lo mas importante, no se que es capaz de hacer.
- Demasiadas inquietudes en tu cabeza Demian – hablaba mientras golpeo una bola rayada y con esta metió otra del mismo tipo – pero conociendo como eres no vas a parar hasta que te responda.
- ¿Cómo es que es sargento a los veintitrés? – le pregunte, errando el tiro – vos y yo empezamos la carrera a los veintiuno, y nos tomo mucho tiempo llegar a donde estamos, ya hace casi dos décadas.
- El pool puede esperar – me dijo – siéntate y pide mas cerveza, esto va para rato.

Hicimos como el dijo, pague el tiempo que estuvimos jugando y pedí otras bebidas, además de algo para acompañar. Nos dirigimos a una mesa tranquila, donde la música no nos molestara y continuamos la conversación.

- Viktoryia se unió al ejército a los diesiceis.
- ¿Como? – me quede asombrado, casi escupiendo la cerveza que intentaba tragar – si la edad mínima es dieciocho.
- Digamos que es un caso especial – respondió – todo se debe a su padre.
- ¿es algún militar de alto rango?
- No, un científico ruso, un refugiado de cuando estallo el régimen allí – me contesto, bebiendo un largo trago – aunque eso no era lo único que fue ese sujeto.
- ¿Fue? ¿Esta muerto?
- Es el cargo por alta traición – me contesto – El sujeto resulto ser un espía ruso, casi doscientos años y las cosas no cambian.
- ¿no entiendo como el padre contribuyo en el rango de Maleev?
- Hace casi nueve años se nos encomendó a Wright y a mi arrestar al traidor – me contesto – el maldito tubo la mala suerte de casarse con una vieja amiga mía de la adolescencia, así que nos fue mas que fácil saber donde podría ir.
- ¿ella lo delato no? – Deduje – muy valiente de su parte.
- y muy estupido – dijo para mi sorpresa y volvió a beber – cuando llegamos a donde estaba el sujeto estaba mas que alcoholizado, caminaba con una botella en la mano y un arma en la otra, mi amiga... la madre de Vik...
- Entiendo, no hace falta que aclares – bebí nuevamente, al igual que William – continua.
- El aun no nos había visto así que proseguimos con cautela – seguía relatando – hasta que escuche la voz de mi amiga devuelta, “cuida a Viktoryia” fue lo que dijo antes de morir.
- ¿Maleev estaba allí?
- Tal cual, el había arrastrado a toda su familia con el – me contesto – al escuchar a Helen volteo y nos vio, disparo dos rondas y corrió donde Viktoryia.
- ¿Y como estaba ella?
- Tan golpeada como su madre, pero aun podía defenderse – contesto, terminando su cerveza y pidiendo otras dos mas – lucho contra su padre el tiempo que nos tomo llegar hasta allí, luego resolvimos la situación acorde a las circunstancias.
- ¿Qué querés decir con acorde a las circunstancias? – pensando que algo me ocultaba.
- En fin, la versión oficial es que fue un robo y homicidio múltiple dijo desviando el tema y volviendo a beber, ya ambos tropezábamos con nuestras palabras – El gobierno no podía permitir que esa clase de información se filtrara, así que los únicos que conocíamos lo que realmente sucedió allí éramos el difunto Wright, Maleev y yo.
- jodido – fue lo único que pude decir - ¿pero no me has dicho que sucedió después?
- tras cobrarme unos cuantos favores se recluto a la joven a pesar de la edad – me contesto sin aclarar – era el ejercito o algún orfanato y si nadie la aceptaba algo muy complicado dada la edad, derecho a la llanura.
- Fue lo mas adecuado – dije al ver un rastro de culpa en la cara de mi amigo, y volvimos a beber – al cumplir la edad mínima y poseer un amplio entrenamiento militar se enlisto para operaciones encubiertas, Dios solo sabe que habrá hecho allí, tres años después, volví a saber de ella.
- ¿Qué raro que halla dejado la elite?
- A veces me hago la misma pregunta – me respondió – Ella nunca me dijo porque se fue de allí, pero volvió con el rango de sargento en ese coto tiempo.
- Aun no me dijiste a que te referías con “acorde a las circunstancias” – dije empujando un poco a mi amigo, aunque ya sabiendo que me diría.
- hay secretos que mejor reservarlos – me contesto – no trates de hablar con Viktoryia sobre esto, siempre se altera cuando toco el tema con ella, a ti te degollaría.

Cita:
Capitulo 05: Ceguera

07/08/2234 1500 Horas

El convoy militar ya estaba a media marcha, nuestra misión era recuperar unos archivos de un viejo laboratorio subterráneo de investigaciones militar que había quedado enterrado tras la gran explosión, y quedo recientemente accesible gracias a la actividad sísmica de la zona. A nuestra misión se habían unido dos civiles y un soldado mas. Entre los civiles contábamos con un especialista en informática, quien mas de una vez había hacheado las computadoras de la base y estaba cumpliendo un “servicio a la comunidad” y un ingeniero en electrónica, profesor de la universidad mas renombrada de la ciudad, quienes se identificaron como Amador Castillos y Neil Sharpe, en cuanto al soldado, era un miembro de la compañía Eco quien solicito la transferencia tras un altercado con su oficial al mando, si no recuerdo mal, su apellido era Horton.
Sabíamos que no nos encontraríamos nada peligroso en la base, nada podría haber sobrevivido tanto tiempo sin oxigeno, aunque por las dudas todos estábamos armados, aunque con nada demasiado potente que hiciera el techo se nos caiga en la cabeza, lo cual desilusiono a Frank, quien ya de por si venia bastante cabreado ya que, por motivos edilicios, debía vestir un traje de la serie Paladín.
Llegamos a destino, del primer camión bajamos los especialistas, el nuevo, Bradley y yo que iba manejando, del otro, Díaz y Gressier, y de la cabina Maleev y William.

- ¿Donde esta la entrada? – pregunto Bradley – Dios, parezco un pigmeo.
- Ya deja de quejarte Frank – dijo mi amigo – la entrada esta a cinco metros a tu izquierda, prepara unas cargas, habrá que volar la puerta.

Frank se dirigió a la puerta metálica parcialmente cubierta por rocas y escombros, echo un rápido vistazo al lugar y planto las cargas.

- Cúbranse todos – nos aviso por el comunicador – explosión en 3... 2... 1...
- Joder – exclamo Amador – este sujeto esta loco.
- No es el único – bromeo Camila señalándonos a William y a mi.

La nube de polvo y tierra se disipo y pudimos ver la entrada al complejo, la gran puerta de metal exhibía un agujero lo bastante amplio para que tres de nosotros pudiéramos pasar uno al lado del otro.

- Pónganse las mascaras – ordeno el capitán a los especialistas – lo único que falta es que se mueran por falta de oxigeno.

Cien años habían pasado desde que el lugar dejo de utilizarse, y como era de esperarse, el ascensor no funcionaba, llamamos al ingeniero y en unos minutos arreglo la plaqueta de control del mismo. Parece que a pesar del siglo sin uso, la instalación aun poseía energía de emergencia, al parecer las turbinas hidroeléctricas que daban a los ríos subterráneos no fueron dañadas por el cataclismo.
Bajamos mas de cincuenta metros bajo tierra hasta que el ascensor se detuvo y sus puertas se abrieron revelando un pasillo envuelto en penumbras, de las luces de emergencia, con suerte una de cada cinco, sino menos, funcionaban, creando una atmósfera bastante lúgubre. Avanzamos por el pasillo, solo se escuchaba el sonido de nuestras pisadas y una que otra lámpara que zumbaba, a punto de quemarse. Pasamos por un par de puertas y habitaciones, la atmósfera cada vez se volvía mas tenebrosa, esqueletos humanos se encontraban en las puertas, una que otra arañada o manchada con sangre, William me explico que uno de los protocolos de la instalación era aislarse del exterior en caso de declararse un alerta de emergencia en la superficie. Llegamos a otra intersección, y a la vuelta de esta, otra puerta, esta vez completamente sellada desde el interior, por mas que los especialistas trataran de abrirla nada pudieron lograr.

- Parece que hasta aquí llegamos – dijo Bradley – tanto viaje para nada.
- ¿y que tal por el ducto de ventilación? – propuso Camila, mirando una escotilla en el techo.
- Viendo que ustedes son los únicos dos en traje Cobra – dijo el capitán Anderson - ¿Cara o cruz?
- Cara – se adelanto León, y William lanzo la moneda.
- te toca León – le mostró la moneda el capitán, y luego de que Frank le ayudara a trepar me la mostró a mi – Siempre cae.

Gressier comenzó a arrastrarse, el sonido de las escamas contra el metal del ducto, a pesar de ser muy leve se hacia notar en el silencio ensordecedor que nos rodeaba. Dos disparos se escucharon, y tratamos de comunicarnos de inmediato con el, pero solo es escuchaba estática en el intercomunicador, al parecer el ducto no dejaba pasar la señal. La situación cada vez se ponía peor, ya habían pasado mas de cinco minutos y nada oíamos de León, la puerta comenzó a abrirse y todos alzamos nuestros rifles en dirección a la puerta, mientras que los civiles se ocultaban detrás de la intersección.

- Cálmense quieren – dijo una voz familiar – tuve que golpear mas de diez veces el botón para que respondiera, este lugar se cae a pedazos.
- ¿Qué sucedió soldado? – pregunto mi amigo.
- Nada grave capitán – contesto el, Enfundando su pistola – me pareció ver algo en el ducto que se movía hacia mi, La alimaña ya esta muerta.
- Bien, continuemos – ordeno – Este lugar ya me esta poniendo nervioso.

Avanzamos un trecho mas, el lugar era enorme, y con la cantidad de pasillos derrumbados, más de una vez nos vimos obligados a cambiar nuestra ruta. Finalmente llegamos a la computadora central, tras una breve revisión, el ingeniero nos notifico que la fuente de poder de la misma estaba averiada, dijo algo de un capacitor pinchado a William por lo que pude escuchar. William le pidió a León y al nuevo que acompañaran al civil a buscar un reemplazo. Sus siluetas se esfumaron en las sombras. Mientras tanto, nosotros nos pusimos a curiosear por el lugar, viendo reliquias de tiempos pasados, a pesar de lo tétrico del lugar, este tenía cierto encanto.

- ¿Qué creen que hallan estado investigando acá? – pregunte.
- Por lo que me han dicho, acá se desarrollaron los primeros exotrajes militares – me contesto – además de muchos otros proyectos incompletos que quedaron sepultados tras el cataclismo.
- Así que esos son los archivos que venimos a recuperar.
- Chicos, vengan a ver esto – nos llamo Camila – Estos huesos no son humanos.
- Por algún lado se debe haber metido es bicho este – dijo Frank examinando los restos de la criatura, la cual tenia el tamaño de un perro mediano – Debe haber sido bastante feo el desgraciado.
- Este lugar ha estado abandonado cien años, no me extrañaría encontrar mas restos parecidos – dijo mi amigo – seguramente alguna criatura del exterior la uso de madriguera hace tiempo.
El tiempo pasaba cada vez mas lento y ni señales de León y compañía, tratamos varias veces de comunicarnos con el, pero las gruesas paredes no dejaban pasar la señal.
León apareció corriendo como el diablo, atrás de el venia Horton, y persiguiéndolos a toda velocidad dos lagartos que parecían más dinosaurios de alguna historia de ciencia ficción. Levantamos nuestros rifles, y ni bien Gressier y Horton pasaron al lado nuestro, abrimos fuego, para nuestra sorpresa, las balas ordinarias no lograban atravesar las escamas de las criaturas, por suerte Viktoryia trajo un rifle a cerrojo de alto calibre con balas perforantes que termino con las criaturas con no mas de dos disparos cada una.

- ¿Qué carajo era eso? – pregunto el capitán.
- No lo se – contesto Gressier entrecortado, aun agitado por la carrera – nos saltaron encima de la nada.
- ¿Dónde esta Sharpe? – pregunto Anderson dándose cuenta que alguien faltaba.
- Aquí capitán – contesto Camila, apuntando con la linterna montada en su rifle a la mandíbula de la criatura, en la cual colgaba entre los dientes un trozo de tela del traje de Sharpe.
- Misión tranquila las bolas – se quejo Bradley – ¿al menos consiguieron el repuesto?
- Si, acá esta.
- Alcánzamelo y lo instalaré – le dije extendiendo el brazo.
- León, estas sangrando – dijo la doctora Díaz al ver un hilo carmesí correr por el brazo del soldado – Te pondré un antídoto de amplio espectro, no sabemos si estos bichos tienen algún veneno en los colmillos, de paso te daré unos puntos.
- ¿Cómo nos han detectado? – Demandaba una respuesta el nuevo – el lugar estaba completamente oscuro.
- Los olieron – dijo el capitán apuntando con la linterna a la cabeza del animal – no tienen ojos, así que deben tener un muy buen olfato y oído.
- Pero los trajes son sellados – contesto.
- Sharpe no traía un traje, solo una mascara para respirar y una linterna al igual que yo – le contesto Amador quien hasta ahora había permanecido muy callado.
- Monten un pequeño perímetro defensivo mientras obtenemos los datos – ordeno Anderson – algo me dice que hay mas de estas criaturas.

Will y compañía se dedicaron a formar improvisadas barricadas en el único pasillo que permitía el acceso a la habitación que nos encontrábamos, mientras que yo terminaba de reemplazar la fuente de alimentación. Tensos eran los segundos que me tomo terminar la reparación, pero una vez concluida esta, me puse en posición con los demás.
Amador ya se encontraba descargando la información cuando las criaturas volvieron a hacer acto de presencia, como la única que traía munición perforante, valla a saber Dios porque, era Viktoryia, nuestro deber era herir lo mas posible a los reptiles en las piernas para facilitarle el tiro a ella. Las criaturas cada vez eran más, empezaron siendo dos, y ahora eran más de siete, aparecían mas rápido de lo que podíamos matarlas.

- ¿Alguien tiene alguna idea? – pregunte disparando a uno de esos lagartos, dando en las fosas nasales y logrando abatirlo, todo un logro – Porque esta no esta dando mucho resultado
- Termine – grito Castillos – Ahora sáquenme de aquí.
- Vos no das ordenes acá – de grito en tono imperativo el capitán Anderson, quien lo conociera sabia que lo peor que podían hacerle era mandonearlo.
- mire lo que encontré de la ultima guardia capi – dijo León mostrando un par de granadas de gas q saco de un compartimiento del traje.
- ¿y de que servirá eso? – acoto Frank, hiriendo levemente a una de las bestias

León lanzo una de las granadas contra los animales, al estallar libero una densa nube de gas lacrimógeno la cual afecto seriamente al olfato de las bestias haciéndolas retroceder.

- Buen trabajo – dijo el capitán – cuantas granadas le quedan soldado.
- Solo dos – contesto.
- Entonces mejor apuremos el paso.

Atravesamos la puerta y William lanzo una granada dentro de la habitación que acabábamos de abandonar, destruyendo las computadoras allí situadas y evitando que alguien más obtuviera la información clasificada. Corrimos por los pasillos a toda velocidad, a lo lejos se escuchaba el ruido de las garras golpeando contra el piso metálico, las bestias mutadas reducían la distancia entre ellas y nosotros. Llegamos a la puerta que antes encontramos trabada, al estar esta abierta no tuvimos problema para cruzar, y al llegar al otro lado la cerramos sin dudar, dejando las bestias atrapadas.

- Eso estuvo cerca – hablo la doctora Díaz, al oír el chirrido de las garras contra la puerta de metal.
- Se detuvieron – noto Horton - ¿Qué estarán hacien...?

Una de las bestias se escabullo por el mismo ducto que León había utilizado, para luego caer sobre el soldado, mordiendo su casco con ferocidad. Viktoryia, con rápidos reflejos disparo su rifle directo a la frente de la criatura, eliminándola de un solo disparo. A pesar del ataque, el soldado no resulto lastimado, aunque su casco quedo completamente inservible, y quedando desprovisto de aire corría el riesgo de asfixiarse, pues mucho tiempo paso desde que los purificadores de la instalación dejaron de funcionar.

- Dame tu mascara – ordeno con el poco aire que tenia al civil.
- Que estas loco – le contesto Amador – Ni lo sueñes milico.
- Ahora – dijo apuntándole con su arma, ya poniéndose rojo.
- Basta los dos – ordeno el capitán quitando el arma de las manos de Horton a lo que este le golpeo.

El nuevo le arrebato la mascara al civil, y ambos soldados comenzaron a intercambiar puñetazos, aunque Horton llevaba las de perder teníamos cosas mas importantes de que preocuparnos que ver como Will lo ponía en su lugar. Las criaturas nuevamente intentaron trepar por el ducto, pero León lanzo otra de las granadas, espantándolas, aunque el mismo gas también afecto a Horton y a Castillos, posponiendo la pelea.

- Esto no va a quedar así soldado – amenazo mi amigo.
- ya lo creo que no – rebatió el soldado.
- No crea que soy tan blando como su ex-capitán – correspondió William – no piense que pediré su traslado a otra unidad, ahora usted es mi problema y me encargare de enderezarlo.
- Será mejor que nos movamos – alentó Camila, denotando la perdida de tiempo que todo esto resultaba.

El ascensor estaba cada vez mas cerca, avanzábamos un poco mas lento ya que Horton y Castillos compartían la mascara. Afortunadamente sin volver a cruzarnos amenazas llegamos al ascensor, subimos en dos grupos de cuatro, manteniendo a William y al nuevo problema por separado.
Ya era de noche cuando llegamos a la superficie, la noción del tiempo realmente se perdía en ese lugar abandonado. Nos dirigimos a los camiones, Will y el civil por un lado y el soldado problema por el otro. Encendimos las luces de los transportes y emprendimos el viaje de regreso, la noche estaba calma.
Camila se había quitado el casco y estaba haciendo un diagnostico a León, quito los vendajes que este tenia y dejo ver un largo corte, el cual ya había formado una costra y aplico nuevamente otra dosis de antídotos, a modo preventivo. Nuestro camión se encontraba encabezando el convoy, deje a Horton manejando y aproveche a descansar un rato en la caja junto a León y Camila, quienes halaban en voz baja para que yo pudiera conciliar el sueño.
Despierto de cabeza, con medio camión prendido fuego, por lo que me dijeron mis compañeros al sacarme a rastras de la caja, un cohete impacto en la cabina del conductor, dando vuelta el camión. El transporte en el cual Will se encontraba freno bruscamente.

- Emboscada – grito Bradley, disparando una ráfaga con su rifle.
- Posiciones defensivas – ordeno Anderson.

El fuego enemigo no se hizo esperar, activamos la visión nocturna del casco y respondimos a la agresión. Los enemigos estaban sorprendentemente organizados, lo que me llevo a suponer que esto ya se había orquestado con antelación, lo único que no entendía es cuales podían ser sus motivos.

- Malditos mercenarios – profirió Bradley eliminando a uno que se dirigía por la retaguardia al camión.
- Deben estar aquí por los datos – Señalo León, disparando una de sus SA-EP con el brazo sano.
- Nuevas prioridades – comando William – protejan al civil.
- Esto es de no creer – dijo Camila – que mas puede pasar.

Las mismas criaturas que nos habían atacado salieron de entre los medanos de arena que nos rodeaban, al parecer salían de la madriguera para cazar de noche. En un viraje inesperado, los reptiles atacaron a los mismos hombres que nos disparaban, quienes al no haber combatido antes con ellos, sucumbieron rápidamente, desapareciendo en la arena, convirtiéndose en la cena de la fecha.

- ¿Quien los habrá mandado? – pregunto Camila.
- Hay más gente de la que uno cree interesada en nuestros secretos militares – señalo Viktoryia, quitándose el casco y dejando ver la fría mirada que tenia cada vez que tomaba un arma.
- Creo que el comandante sabrá contestarnos eso – hablo Will – siempre hay algún sospechoso cerca y el los conoce a todos.
- Ya veremos que sale de todo esto – acote.
- Por ahora concentrémonos en salir de aquí cuanto antes – cambio de tema el capitán – no quiero terminar como cena de nadie.

Cita:
Capitulo 06: Voces del pasado

08/08/2234 0435 Horas

Amador aun estaba conmocionado cuando llegamos a la base, ayer tuvo más emociones que en unos cuantos años de su vida, vegetando tras el monitor de una computadora. Entramos al deposito donde se guardaban los vehículos y estacionamos el único transporte que sobrevivió a la travesía. Al ser tantos en un espacio tan pequeño, nos costo bajar del camión, y tras lograr dicho cometido, nos arrancamos nuestros exotrajes de encima y quedamos únicamente en la malla anatómica que hace de interfaz entre el usuario y la armadura. León y yo nos dirigimos al centro medico del cuartel acompañados por Camila y Bradley, quien hacia las veces de muleta pues me dolía mucho la pierna desde que el misil nos impacto, claro que con la adrenalina del combate, había logrado ignorar el dolor hasta ahora. Por otra parte, William se dirigía junto con Amador a hablar con el comandante, a quien no pude ver fue a Maleev, ya que la perdí de vista ni bien termino de quitarse el traje Cobra.

Llegamos a la enfermería y los exámenes comenzaron, una ecografía para mí y una revisión general para León. El gel de la maquina estaba frió, y al tocar la zona afectada con el ecógrafo sentí una puntada de dolor, por suerte, el estudio termino rápido.

- es solo un golpe – dijo la dulce voz de la enfermera – el hueso esta bien.
- Que alivio - le conteste a la señorita de ojos café – un problema menos del cual preocuparme.
- Tiene que relajarse mas – me aconsejo con una dulce sonrisa.
- Mas fácil decirlo que hacerlo – afirme tratando de levantarme.
- Espere – me dijo tratando de detenerme – debe hacer reposo por lo menos esta noche.
- Estoy bien – conteste tratando de no ser descortés.
- Insisto.
- Si ella dice que te quedes lo haces – acoto Frank, quien acababa de ver a León – y sin peros.
- ¿Cómo esta León? – pregunte recostándome nuevamente.
- Bien, esta con Camila – me respondió – los antídotos le salvaron la vida, ese chico es un imán para el desastre.
- ¿Alguna idea sobre lo ocurrido en la misión? – Pregunte a mi compañero - ¿Quién crees halla sido el responsable del ataque?
- El paciente no necesita preocupaciones ahora – regaño la dulce enfermera a Bradley – Seguro se enterara de lo sucedido mañana.
- bueno, bueno, esta bien – se atajo Frank – nos vemos amigo, te dejo en buenas manos.
- Luego hablamos – me despedí.
- dicho sea de paso, ¿crees que halla algo entre Camila y León? – Chismoseaba el soldado – esos dos pasan mucho tiempo juntos.
- No cree que es muy tarde para chimentos soldado – volvió a regañar la enfermera.
- Mejor vete Frank, antes de que termines con un yeso por la cabeza – le dije y el se dirigió a la puerta para abandonar la sala, cruzo el umbral y lo perdí de vista – Gracias enfermera, ya estaba poniéndose pesado.
- Si necesita algo llámeme – dijo regalándome otra sonrisa – mi nombre es Lourdes, ¿el suyo?
- Demian, pero eso ya lo sabe por la ficha medica – un tenue rojo invadió sus mejillas, complementando su bello rostro, a lo que ella abandono la sala deprisa.

...

- ¡Atención! – escuche una voz gritar, y me reincorpore de manera automática, aun dormido.
- Señor, teniente Mallon, señor – dije al instante, despertando.
- Me debes diez créditos Frank – escuche a mi amigo decir – te dije que caería en esa.
- Que hijo de – me frene - ¿Qué hora es?
- Pasado el mediodía – me respondió Gressier.
- Alístese soldado – ordeno el capitán – tenemos trabajo que hacer.
- ¿Pero que hace? – exclamo la enfermera, quien acababa de entrar a la habitación – Aun no esta dado de alta, no puede abandonar el recinto.
- La doctora Díaz le esta dando el alta en estos momentos – le contesto William – Así que nos lo llevamos.
- ¿Cuál es la misión? – pregunte intrigado.
- Te enteraras en el camino – respondió, mientras Frank me alcanzaba un uniforme.
- Veo que tienes buen gusto Demian – me dijo en voz baja el cabo – Lourdes ehh.
- Siempre el mismo chismoso – le dije – pareces mi madre parando la oreja por todos lados.
- No te culpo - me dijo Gressier - hay algo en esas batas blancas que uno no puede resistir.

...

En la puerta del hospital se encontraba el coche de Frank, subimos a el y encaramos hacia los cuarteles por la ruta mas rápida que pudimos encontrar.

- ¿Alguien me va a decir que es tan importante que me necesitan ahora? – les pregunte a mis camaradas en general.
- no seas impaciente feo durmiente – bromeo León – son buenas noticias.
- Más les vale.
- Sabemos quien fue el responsable de la emboscada – me notifico mi amigo – te sorprenderías.
- Ahórrate el suspenso – le dije - ¿Quién es?
- Ragulin.
- ¿Ragulin? – Pregunte sorprendido - ¿Aun sigue vivo?
- Si – me respondió mi camarada – parece que quiere ganar el favor de la renovada Unión Soviética.
- Para aquellos que no sabemos quien carajo es Ragulin – dijo Gressier, quien al igual que Bradley debían sentirse excluidos de la conversación - ¿podría alguien hacérnoslo saber?
- Ragulin fue el primer espía soviético que fue descubierto tratando de robar tecnología de nueva Sioux – explicaba Anderson – fue gracias a su torpeza que se iniciaron exhaustivas investigaciones que nos permitieron, con el paso de los años, desenmascarar varios espías mas.
- Aun recuerdo la cara del tipo cuando lo fuimos a buscar – dije pensando en una de mis ultimas misiones antes de retirarme – por poco lo atrapábamos.
- ¿O sea que había escapado? – dijo Frank concentrado en el camino.
- Si – respondió William – por más que lo buscamos incluso debajo de las piedras, el sujeto es un fantasma.
- ¿nunca mas dio señales de vida? – pregunte intrigado.
- Mas de una vez sospechamos que estaba involucrado en algo turbio, pero cuando infiltrábamos espías o conseguíamos cualquier tipo de información ya era demasiado tarde – me comentaba enfurecido - el bastando desaparecía, ha aprendido de sus errores.
- No lo suficiente – sentencie.

...

Llegamos a la base, pero en vez de detenernos en los estacionamientos nos hacia el hangar. Allí nos estaban esperando dos encargados de los depósitos con nuestras armas y nuestros trajes listos, y detrás de ellos una soldado ya preparada, a quien reconocí como la soldado Días por la cruz roja en su pecho. Detrás de todos ellos, una nave de despegue vertical, no uno de los últimos modelos, pero uno de los mas confiables.

- ¿Donde esta Maleev? – pregunto William.
- Ella no nos acompañara – informo Camila – Le han dado otras asignaciones.
- ¿Qué puede ser mas importante que esta misión? – pregunto medio enfurecido.
- No lo se, no me han dicho.
- Veo que me tocara pilotear a mi – me dijo mi viejo amigo - Como cuando éramos jóvenes.
- trata de no matarnos a todos abuelo – bromee tratando de cambiar su humor.
- veré que puedo hacer, o moriré en el intento – dijo riendo, aun mas fuerte tras ver la cara de Camila, quien puedo asumir, nunca voló con William de piloto.

La aeronave era un modelo con mas de quince años en servicio, una maravilla mecánica apodada “Cazador de sombras” por su silencioso funcionamiento, dotado con una ametralladora gatling a cada costado, con la posibilidad de ser controlada tanto por el piloto o por un artillero fuera de la cabina, y dos baterías de seis misiles aire-tierra cada una a los extremos de las alas. La aeronave, para su reducido tamaño tenia una velocidad de vuelo y una capacidad de carga admirables, pudiendo trasportar hasta doce hombre completamente equipados y dos toneladas extra de equipamiento.

- ¡Atención! – grito una voz demasiado familiar.
- Señor, teniente Mallon, señor – saludamos los cinco al instante.
- He decidido unirme a su misión – afirmo el teniente - ¿espero no tenga ninguna objeción?
- En absoluto señor – dijo William a nuestro viejo jefe de escuadrón.
- Tiempo sin verlo Crossett – me saludo el teniente – Espero siga igual de eficiente que antes de abandonarnos.
- Ya quedan pocas caras conocidas señor – le conteste.
- Estos exotrajes nuevos son bastante molestos – dijo moviendo un poco los brazos en su traje Paladín – La serie “Alabardero”, ahh, esos eran trajes.
- Parece que los viejos tienen problemas con la tecnología – dijo gressier con el comunicador a Bradley – mucha tecnología para el abuelo.
- Estaré viejo pero no idiota soldado – dijo el teniente tomándose el comentario con un inusual buen humor – por lo menos tengo la capacidad de poner el comunicador en un circuito cerrado, a diferencia suya.
- Será mejor que marchemos antes de que termines arrestado León – dijo Camila.

El Cazador despego, y a toda velocidad nos dirigíamos a un pequeño complejo en las montañas, imágenes satelitales mostraban que las defensas eran mediocres, así que no correríamos el riesgo de que la nave sea derribada por una batería antiaérea, aunque tranquilamente podía haber un lanzacohetes en su arsenal. Nuestra misión, detener a Ragulin y traerlo con vida de ser posible, y recuperar cualquier tipo de inteligencia.
Esta vez, y para nuestra desgracia no contábamos con la oscuridad de la noche para ocultarnos, ni con el tiempo necesario para que esta llegara, debíamos ser rápidos y certeros, por suerte para nosotros se nos uniría el escuadrón Bravo, el cual viajaría por tierra en un vehiculo de blindaje ligero de alta velocidad.
No mas de dos horas tomo el viaje, ya habíamos discutido nuestra estrategia, y cada uno sabia que hacer, solo faltaba comenzar. El teniente Mallon dio la orden y comenzó el ataque, el escuadrón Bravo avanzo entre las rocas, recibiendo gran parte del fuego enemigo, mas que nada proyectiles perforantes que no lograban atravesar el blindaje de neo-acero, nosotros aprovechando la distracción creada atacamos por el flanco izquierdo del asentamiento, destruyendo con nuestro misiles la mayoría de los vehículos y torres de francotirador antes de quedarnos sin un solo cohete. El escuadrón Bravo acelero, y a toda marcha atravesó la puerta principal, desatando el infierno con su cañón de 150mm. Inteligencia no era cien por ciento segura, pero era casi certero que Ragulin estaba dentro de un viejo bunker antibombas que se encontraba debajo del complejo, así que no había ningún tipo de riesgo para la misión si volábamos el lugar en pedazos. Nosotros por otro lado aterrizamos en una zona despejada del complejo, por donde el escuadrón Bravo ya había pasado, y debo decir que hicieron su trabajo muy bien, pues nadie resulto muerto al abandonar la aeronave. Avanzamos derecho entre los escombros, una formación semi cerrada, perfecta para vigilar todos los flancos posibles. Llegamos a la puerta externa del bunker, escuchando a lo lejos como el escuadrón Bravo seguía disparando aun desde el vehiculo. Sabíamos que un explosivo no tiraría la puerta abajo, pero para nuestra suerte dos soldados salieron del bunker con un lanzacohetes anti-vehicular, tras dos ráfagas cortas a quemarropa, las cuales nunca vieron venir, conseguimos el acceso al interior de la fortificación.

- Informe de la situación – solicito el teniente por el comunicador.
- Todos los vehículos enemigos destruidos – contesto el capitán del escuadrón – Dos de mis hombres siguen en el vehiculo, causando el mayor daño posible y a la vez protegiendo su transporte teniente.
- ¿Alguna baja? – pregunto.
- El soldado Blake cayo al salir del vehiculo – informo con pesar – ya volamos al causante con el cañón.
- Continué con el buen trabajo Stephens – alentó el teniente – nosotros entraremos al bunker y se perderá la señal, retomaremos comunicaciones al salir, sino ya sabe que hacer.
- Entendido teniente, cambio y fuera.

Lanzamos una granada de humo a través de la puerta para cubrir nuestro ingreso al bunker, avanzamos rápidamente y pronto el pasillo se inserto perpendicularmente en un corredor mucho mas ancho, volvimos a lanzar unas granadas de humo, pero antes de atravesar la nube los disparos por ambos lados del corredor comenzaron a escucharse.

- Maldición, estamos jodidos – dijo Camila por el canal común.
- Cambien a infrarrojos – ordeno el teniente y todos dimos el comando de voz a los cascos – Bradley y Anderson, a la derecha, Crossett y yo a la izquierda, el resto cubra el pasillo por el que vinimos, no quiero sorpresas.

La directiva del teniente había resultado de mucha utilidad, ya que podíamos ver con claridad la ubicación de nuestros enemigos y ellos no tenían idea de donde estábamos, por lo cual seguían disparando breves ráfagas defensivas. Tomamos nuestros rifles por el cañón y colocamos un silenciador en la punta de los mismos. Ahora era nuestro turno, tal cual como el teniente Mallon lo ordeno, nos dividimos, avanzamos con cautela, sin hacer el mas mínimo ruido gracias a las suelas de goma de las botas metálicas, nos colocamos en posición y abrimos fuego. Dos disparos míos dieron en el pecho de uno de los hombres, Mallon por su parte elimino a otro de un disparo que dio en el cuello, detrás de mi, Bradley y Will eliminaron dos hombres y una mujer que se encontraban operando una ametralladora fija.

- No veo otra alternativa mas que separarnos – dijo Will por el comunicador.
- Anderson, tome a Bradley y Gressier y vallan por la derecha. – ordeno el teniente – nosotros tres iremos por la izquierda.
- Señor, si señor – Asintió Will.
- Los dos pasillos vuelven a conectarse mas adelante, nos reunirlos en la próxima intersección, por ahora no debemos dar posibilidad de huida a Ragulin.

Así fue como nos dividimos, llegamos a una esquina y tomamos una granada para volver a repetir el proceso antes realizado, para nuestra desgracia, los malditos activaron los extractores absorbiendo rápidamente la nube de humo. Pensando en un plan B, saque mi cuchillo de supervivencia de la funda y utilice su hoja como espejo para poder ver que nos esperaba a la vuelta de la esquina.

- ¿Qué ve soldado? – pregunto Mallon.
- Cinco puertas teniente, dos a cada costado y una mas grande al frente – le conteste – la única cerrada es la mas grande que nos bloquea el avance, las demás están abiertas y sospecharía que con hombres adentro.
- Solo hay una forma de averiguarlo – dijo Camila, quitando la correa de su RLA-25, usándola para sujetar el arma de uno se los soldados caídos a las manos del mismo – una carnada.

Entre Mallon y yo manejamos el cuerpo comos si de un títere se tratara, lo pusimos sobresaliendo la cabeza y parte del torso para que quedara visible y le hicimos mover los brazos, morboso pero efectivo. Dos hombres se asomaron desde las puertas.

- ¿Han matado a los milicos? – le grito uno dándonos su posición exacta.

Tiramos el cuerpo al suelo y nos abalanzamos en frenesí contra nuestros enemigos, los dos hombres volvieron tras las puertas y se cubrieron parcialmente, dejando ver solo las caras, parte del pecho y sus armas, corrimos a toda marcha disparando y logramos derribarlos. Díaz y yo fuimos a la habitación a la derecha del pasillo y no dimos tiempo a otros dos hombres a reaccionar. Mallon, cabeza dura como siempre fue solo a la izquierda, donde por el ruido de las armas también debía haber dos soldados más. Entramos rápidamente a su auxilio y pudimos ver a los dos hombres yaciendo muertos, y el teniente haciendo presión en una de las junturas del traje.

- No es nada – nos dijo – avancemos.
- Negativo señor – me sorprendió Camila – déjeme examinar la herida.
- He dicho avancemos soldado – dijo el cabeza dura.
- al menos déjeme poner un sellador en su herida – dijo la soldado tomando un extraño aparato de un compartimiento en la mochila del traje.
- Hágalo rápido – le escuche decir mientras cubría la entrada de la misma forma que el enemigo lo había hecho, apuntando hacia las dos habitaciones restantes.
- Quédese quieto entonces – dijo introduciendo la punta del aparato en la herida para aplicar el sellador de espuma sólida – ahora le pondré un calmante.
- Nada de eso, eso es para los débiles – dijo el teniente de la vieja escuela – avancemos antes de que nos maten.

Salimos por la puerta, armas arriba y esperando lo peor, revisamos los tres juntos ambas habitaciones y no había nadie dentro, era el momento de seguir avanzando.
La puerta que nos impedía seguir avanzando se encontraba bloqueada, Díaz y Mallon se colocaron cada uno en un extremo del gigantesco marco metálico mientras yo intentaba sabotear los controles. El teniente ya no sangraba, pero se podía apreciar el distintivo color gris del sellador sobresaliendo de la juntura de la cadera.

- Maldita porquería – escuche gritar al teniente.
- ¿Se encuentra bien señor? – pregunto la soldado Díaz.
- Este maldito rifle se averió – dijo – parece que recibió un balazo.
- Ya esta – comunique – a su señal abriré la puerta señor.
- Pues que espera – dijo tirando su arma principal al suelo y quitando de su estuche la pistola – abra de una vez Crossett.

La puerta se abrió y nada sucedió, hubiéramos esperado cualquier otra cosa menos silencio. Tras unos segundos de tensa espera, el teniente nos indico retomar la ofensiva. Dimos unos pasos y no había rastros del enemigo, así, sin impedimento aparente, continuamos caminando. Antes de llegar a lo que era la mitad de la gran habitación, la puerta detrás nuestro se cerro, dejándonos completamente atrapados. La habitación estaba prácticamente vacía, a excepción de unas dos pilas de grandes contenedores metálicos, tres tanques que parecían contener combustible por el símbolo en ellos, varios repuestos de vehículos, junto con varias herramientas, un robot de mantenimiento a mitad desensamblar y unos parlantes colgados del techo, con una gran tela blanca raída colgando detrás de ellos, entre dos de las cuatro columnas que hacían soporte a la habitación. Lo que antes fue el salón de entretenimiento del bunker, ahora se convirtió en un depósito.

- Están atrapados hombrecitos de lata – dijo una voz por los parlantes, aun en lo distorsionado que estaba el sonido pude distinguir quien era, Ragulin - ¿Creían que podían conmigo?
- Otra vez lo mismo con este ruso idiota – le dije a mi teniente, disparando a uno de los parlante, y apuntando hacia el otro – Ya es hora de cerrarle la boca.

Fui arrojado al piso de golpe, Díaz se abalanzo sobre mi haciéndome caer, me había distraído y ella me salvo, a mi izquierda pude ver un agujero humeante en el suelo. Nos levantamos al instante y nos refugiamos detrás de una de las pilas de contenedores metálicos, detrás de la otra pila, y tres metros a nuestra derecha se encontraba el teniente.

- Buenos reflejos Díaz – la felicito Mallon – Ahora veo porque estos torpes siguen con vida.
- ¿Ordenes teniente? – pregunto Camila por el comunicador.
- Intente no morir soldado – le contesto – Quien diría que un arma tan vieja nos diera tantos problemas.
- Ahh vamos teniente – se mofo Ragulin, volviendo a dispara el viejo cañón de 25mm – es solo un seguro antirrobos, aunque también lo uso para matar ratas.
- Señor, ese cañón es un modelo antiguo – le indique a mi superior – es uno de los primeros cañones autónomos.
- ¿Y eso de que me sirve soldado? – pregunto desde su precario refugio.
- No se guía por cámaras señor – informe – tiene sensores térmicos y de movimiento, solo disparara donde halla algo caliente en movimiento.
- ¿Qué nos puedes servir del entorno? – pregunto por el canal abierto la soldado – ya que dudo que alguien quiera hacer de carnada.
- Me voy a odiar por esto – dijo el teniente sacando una pequeña cajita metálica de un compartimiento en el traje – mas le vale tener razón Crossett.

El teniente Mallon abrió su casco, de forma que solo se le viera el rostro, tomo la pequeña cajita metálica y de ella saco un habano y un encendedor, tras encenderlo y disfrutar de dos profundas pitadas arrojo el habano encendido a la otra punta de la habitación. Se podía escuchar el ruido del eje sobre el cual estaba montada el arma dando un giro y esta comenzando a disparar al habano, aprovechando que ya no nos apuntaba, salimos de nuestro precario refugio y de un par de disparos inmovilizamos al cañón, destruyendo el motor que hacia girar el eje de rotación.

- Rápido Crossett, abra la maldita puerta – me ordeno el teniente.
- Listo señor.
- ¿Qué fumar antes de terminar una misión no es mala suerte? – pregunto con ingenuidad la doctora Díaz.
- Mejor no sigas – le conteste por el canal privado – el teniente es supersticioso.
- Reunámonos con el resto del escuadrón cuanto antes – dijo el teniente refunfuñando.

Aun con el teniente herido, retrocedimos con rapidez hasta la bifurcación el la cual no separamos, y de ahí tomamos el camino que nuestros compañeros habían utilizado. Seguimos el rastro de casquillos que como migajas nos decían en que dirección avanzar.

- Gressier descanse, aun no se recupera de la ultima misión soldado – se escucho la vos del capitán Anderson por el canal abierto – Bradley, usted a la derecha, Entraremos en tres, dos...
- Capitán, estamos cerca de su posición, aguarde antes de proceder – ordeno Mallon a su subordinado.
- Recibido teniente.

Llegamos a la posición que nuestros compañeros habían asegurado, una gran puerta igual a la del deposito donde se encontraba el cañón, a la izquierda de esa puerta, a no mas de dos metros había una puerta mas pequeña con una cruz roja pintada en ella, una enfermería. Anderson y Bradley se encontraban cada uno a un costado de una puerta grande, al lado de Bradley, sentado en el suelo cerca de la puerta pequeña y sin su casco estaba León, respirando agitado. Ayude a León a reincorporarse, el se coloco su casco y nos colocamos en posición para abrir la puerta. Activamos los visores infrarrojos y tras lanzar un par de granadas de humo atravesamos la puerta.

- Me han dado – Le escuche decir a Will por el canal abierto.
- Retrocedan – ordeno el teniente, golpeando el control de la puerta a su izquierda con la culata de su pistola.

Mallon y yo cubrimos a nuestros compañeros mientras entraban dentro de la enfermería, disparamos un par de ráfagas donde nuestros enemigos se encontraban, ellos no parecieron ni mosquearse ante los proyectiles, algo no era normal, o mis infrarrojos no funcionaban adecuadamente, o el enemigo contaba con exotrajes.

- ¿Dónde le dieron capitán? – pregunto la doctora Díaz, ya dentro de la habitación junto a los demás.
- En la puta rotula – contesto gritando.
- Usen perforantes – ordeno el teniente – Esos trajes son vulnerables en las articulaciones.
- Si señor – asintió Frank, que al igual que Gressier y yo cambiamos de munición.
- Díaz, déme su arma – le ordeno mallon, a lo que Camila le alcanzo su RLA-25 – concéntrese en la herida, nosotros nos encargaremos de los demás.
- Ya lo escucho capitán – dijo la soldado tomando una jeringa con morfina de un pequeño botiquín en la pierna del exotraje – le daré una dosis pequeña, solo se le adormecerá la pierna pero igual tendrá que aguantar.
- Hágalo ya Díaz.

Los cinco soldados avanzaban hacia nosotros lentamente, el ancho pasillo en el que se encontraban les permitía separarse a gusto, eso, combinado con que sabían exactamente por donde saldríamos a disparar nos hacia extremadamente difícil contraatacar sin perder a uno de los nuestros. Frank, quien poseía el traje mas resistente se ofreció para salir primero, sabía que el enemigo apuntaba directamente hacia la puerta, pero era peor que llegaran aquí y nos acribillaran a todos. Bradley tomo su pistola en una mano y su rifle en la otra, yo tome mi pistola, y asomando mi mano por la puerta comencé a disparar, con la esperanza de haberle dado a alguno antes de que Frank se lanzara a la boca del lobo.
Bradley se lanzo, y detrás de el Gressier y yo, corrimos disparando hacia nuestro enemigo, mientras el teniente nos daba fuego de cobertura desde la puerta de la enfermería, el enemigo sufrió una que otra herida, pero ninguna baja. La mayoría de las balas enemigas habían impactado en el pecho de Frank, pero por suerte para Bradley, ninguna logro atravesar la densa coraza de neo-acero. El enemigo volvió a disparar contra nosotros, excepto uno que estaba cargando un rifle antimaterial, si nos daban con eso, ni el traje nos protegería. Ante el peligro inminente nos abalanzamos contra ellos y comenzamos a luchar cuerpo a cuerpo, no era la idea más lógica, puesto que incluso Mallon podría herirnos por accidente con su rifle, pero se nos estaba acabando las opciones. Bradley golpeo con la fuerza de sus músculos y su traje combinada al que mayor amenaza representaba, el puñetazo en el pecho que le dio fue mas de lo que el soldado y su traje pudieron aguantar, este ultimo quedando parcialmente destruido por la fuerza del impacto. Gressier aprovechando el peso del enemigo, disparo a los servomotores de las piernas, haciendo que este se tambaleara y perdiera el equilibrio, cayendo así al suelo y finiquitándolo con varios disparos a quemarropa, yo por otra parte no iba nada bien, luchaba contra tres yo solo y me estaban dando una paliza, por suerte los trajes que el enemigo portaba eran dos modelos mas viejos que el mió y no poseían el poder destructivo de Bradley ni la movilidad del traje de León. Uno de ellos me golpeo en el casco, aturdiéndome y haciendo caer mi rifle, en la desesperación desenfunde mi revolver y dispare varias veces donde ellos se encontraban, acabando con uno de los tres. De los dos restantes, uno tomo mi arma del piso y la levanto a la altura de mi cara, mientras que el otro seguía dándome pelea, espere lo peor. Escuche un disparo y mi corazón se detuvo por un segundo, pude ver como aquel hombre se desplomaba frente a mi, con el visor del casco color rojo carmesí. El soldado restante tardo una milésima de segundo en reaccionar y ese fue el último error que mis compañeros le permitieron cometer.

- Tras esa puerta seguro esta Ragulin – nos informo el teniente mientras nos reincorporábamos, agitados y maltrechos, pero vivos – Es hora de acabar con esto.
- Anderson y yo los esperaremos aquí – nos aviso Camila – la pierna del capitán no debe hacer ningún esfuerzo o podría tener secuelas permanentes.
- Recibido Díaz – dijo el teniente – volveremos por ustedes en unos minutos.

Abrimos la última puerta y allí se encontraba Ragulin, sentado es un escritorio de madera, vestido con su viejo uniforme militar y una .357 en la mano, detrás de el, un guardaespaldas mecánico, uno de los pocos soldados robóticos que sobrevivieron a la tercera guerra y no fueron desmantelados, el autómata estaba en mal estado y aunque había sido mediadamente refaccionado con partes de otros robots, distaba de estar funcional.

- Veo que han gozado de mi hospitalidad – rió Ragulin.
- Fyodor Ragulin queda usted bajo arresto bajo el cargo de terrorismo – hablo el teniente – entréguese sin causar mas problemas.
- Vera, no puedo permitir eso – dijo poniendo el arma en su cien – Ahh maldito cerdo capitalista.
- Buen disparo Crossett – me felicito tras darle en la mano con el arma – Vera Ragulin, nosotros tampoco podemos permitir eso.

Esposamos a Ragulin y lo llevamos con nosotros, el estupido nos insultaba en ruso y se reía cínicamente, llegamos hasta donde Anderson y Díaz, Entre Frank y yo levantamos a Will y le servimos de muleta, Díaz había puesto los motores de la pierna en un estado fijo para que el capitán no hiciera ninguna locura, pero de esta manera tampoco podía caminar.

- Esta vez no pudiste escapar Fyodor – se mofo Will.
- Crossett y Anderson – rió el ruso – el mundo es muy pequeño para los tres.
- ¿Qué andabas tramando? – pregunto sin esperar respuesta.
- Una fiesta – se volvió a mofar – ustedes iban a ser las putas de todo mi pelotón.
- Ya no tienes a tus hombres y sigues diciendo estupideces.
- Muy idiota de tu parte pensar que estoy solo – dijo Ragulin – nadie esta solo con la madre Rusia.

Llegamos a la salida del bunker, el rojo atardecer se mezclaba con el fuego y la sangre de amigos y enemigos, un paisaje que despertó viejos recuerdo y echo sal a una que otra herida que no terminaba de cerrar.
El escuadrón Bravo nos esperaba a cinco metros de la puerta, entre ellos también había heridos, y otros hombre mas había caído. El capitán Stephens nos esperaba con el vehiculo listo para transportar al prisionero y nuestro Cazador a unos pasos de el.

- Veo que están vivos – nos recibió al llegar junto a el.
- Muy buen trabaja capitán Stephens – lo felicito el teniente.

El sonido de un trueno atravezo el cielo, hiriendo a Ragulin en la espalda y haciendo que se desplomara. Nos colocamos en posición defensiva y apuntamos a la zona de la que provino el disparo, pero el francotirador no volvió a disparar. Arrastramos al prisionero al vehiculo blindado, evitando que pudieran volver a dispararle.

- Díaz, viajara con el escuadrón Bravo – ordeno el teniente – Webb y usted deben salvar a ese bastardo.
- Si señor – dijo y salio disparada al vehiculo.
- Suban rápido – ordeno el teniente – yo piloteare.

La aeronave levanto vuelo, lanzamos unas ráfagas desde las armas de la misma con la esperanza de darle al francotirador, pero este ya había desaparecido, seguro se trataba de un asesino profesional, pero quien lo habría contratado y como sabia de esta operación.

_________________
FICCIÓN: Hermandad
GUÍA: El Bárbaro Berserker


Ultima edición por fedenet89 el 30 Nov, 2010 - 06:52 AM, editado 16 veces
 
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fedenet89
Asunto: Ficcion: Hermandad  MensajePublicado: 19 Sep, 2010 - 07:42 PM

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Capitulo 07: Represalias

13/08/2234 1658 Horas

- ¿Quién visita a quien ahora? – moleste a mi amigo.
- Ya cállate quieres – me contesto.
- ¿Cómo va esa rodilla? – pregunto León.
- Aun siento rara la rotula de titanio – le respondía – la fisioterapeuta dice que podré caminar en dos días.
- Parece que se turnaran para visitarme – dijo la doctora Díaz, quien acababa de entrar a la habitación – ¿Cuándo dejaran de arriesgar el cuello haciendo tonterías?
- A este ritmo, nunca – bromeo el capitán - ¿Alguna noticia de Ragulin?
- Todavía sigue en coma – nos informo – el proyectil perforo el pulmón y siguió hasta el corazón, aunque el pronostico es bueno, al no haber ninguna herida en la columna, podría despertar en cualquier momento.
- ¿Y Viktoryia? – pregunto William.
- Estuvo aquí hace cosa de dos horas, usted estaba dormido capitán – contesto – Desde entonces esta en la habitación de Ragulin.
- ¿Qué hace allí? – acoto Gressier desconcertado - acaso no alcanza con los guardias.
- Como ya dije antes, Ragulin era un espía – le contesto – y el padre de Maleev también.

Salí de la habitación y detrás mió Gressier apartaba a la doctora Díaz hacia un lugar un poco mas privado. Recorrí el pasillo que me llevaría a la sala donde Ragulin se encontraba en un santiamén. En el umbral de la puerta se encontraban dos soldados me apuntaron con sus armas, rápidamente me identifique y ellos dejaron de amenazarme. Atravesé la puerta y lo único que podía ver en la habitación era a un hombre vendado conectado a un monitor cardiaco y a la sargento Maleev sentada en un banquito vigilando atentamente al sujeto.

- Aun no se despierta – me hablo la joven – ha murmurado una que otra incoherencia en ruso, pero nada importante, si eso es a lo que venias.
- Sin cambios entonces.
- Así es.
- ¿Cree que dirá algo? – le pregunte a Maleev.
- Yo me encargare de que hable – me dijo, y antes de que yo pudiera decirle algo, agrego – Se que hablo con Anderson, guárdese lo que sabe de mi para usted, señor.
- No se preocupe – le conteste con el mismo tono de voz – no me interesa andar divulgando su pasado, y cambie el tono de voz.
- Si, señor – me dijo cambiando el tono pero no la expresión en su rostro.

Pase por la habitación de Will para despedirme y le prometí que pasaría mañana con mi hermana. Salí de allí y busque a León y Camila para saludarlos, pero ni rastros de ellos, así que decidí dejar de perder el tiempo y aprovechar los dos días libres que el comandante nos había otorgado. Aprovechando que a Cordelia le tocaba hoy medio franco y mañana el día completo, decidí pasar por un almacén de suministros a buscar unas cuantas verduras para cocinarle, casi un mes trabajando en el cuartel, que dudo que al llegar a casa desee ver una cacerola y un horno para cocinar.
Golpee la puerta del departamento para comprobar si Cordi se encontraba, pero otra joven me abrió la puerta.

- ¿Demian no? – me dijo ella – pasa de una vez, que hace frió.
- ¿Cómo supiste quien era? – pregunte preocupado por su exceso de confianza.
- Se nota a kilómetros que eres el hermano de Cordi – me respondió – además, el abrigo militar que llevas tiene tu nombre bordado.
- Claro, que tonto de mi parte – me disculpe - ¿Dónde esta ella?
- No dijo a que hora volvería – contesto – a propósito, soy Karen.
- ¿tienes hambre? – le pregunte – ya son casi las nueve.
- encima cocina, valla partido – dijo sin pelos en la lengua – te voy avisando que no como carne.
- no será problema.

Nos pasamos la siguiente hora hablando de la vida y comiendo un panaché de verduras, que a pesar de haber quedado un poco duras las zanahorias, no pareció molestarle a mi acompañante. Ella me contaba de su arte y su visión del mundo y yo le hablaba de la vida en la estepa y el ejército, para su edad tenia una imagen de la realidad que no había esperado escuchar de alguien once años menor que yo, y menos esperaba que una bohemia de veinticinco años prestara atención a los relatos de un viejo perro de guerra. La conversación siguió su curso, hasta que ella propuso jugar verdad o consecuencia con una botella de tequila en la mano, a lo que no pude negarme. A cada ronda un trago, pude sacarle uno que otro indicio sobre la ausencia de mi hermana, pero nada concluyente, ya a la mitad de la botella, las consecuencias se habían vuelto mas picantes y a ninguno de los dos nos interesaban las verdades.

Desperté desnudo en una cama que no era mía, desconcertado, la resaca se encargo de recordarme todo lo sucedido anoche. Me levante y busque mis pantalones en el suelo, recordé que mi remera y mi abrigo habían quedado en la sala de estar, así que me dirigí hacia allá.

- veo que despertaste – me dijo secándose el pelo, cubierta solo con un tallón blanco – yo tampoco soy del tipo romántico.
- no es lo que parece le dije – tratando de arreglar la situación, mentí – me extraño no verte en la cama.
- esta bien, no mientas – se dio cuenta ella – no hay compromisos entre nosotros.
- debo irme, tengo asuntos pendientes en el cuartel – le volví a mentir, no quería que Cordi me encontrara semidesnudo con su amiga en paños menores – ya se me hizo tarde y lo de anoche no fue algo planeado.
- Que pena que no tengas ni tiempo para ducharte – dijo y me mordí la lengua – le diré a Cordi que pasaste anoche “a saludar”.
- Gracias – le dije, la mujer era un detector de mentiras – dile que la veré a la tarde, así no hace planes.

Termine de vestirme a las apuradas y ella me acompaño a la puerta, tomo las llaves, abrió y me despidió con un beso que me hizo lamentar el mentirle antes.

- Sabes, tu hermana se queja de lo poco que la visitas – mintió.
- Debería venir mas seguido – le conteste, yo también soy bueno para saber cuando alguien miente, y también para recordar mis mentiras – Debo irme.

...

Ya era de tarde y mi hermana aun no había llegado. Hable con ella por teléfono y acordamos vernos en la puerta del arsenal. Con cada minuto que pasaba el cielo se iba nublando más y más, y ella no aparecía. Finalmente pude ver su silueta caminando hacia mí.

- Tiempo sin verte – me saludo - ¿Cómo estas?
- He estado mejor – le correspondí abrazándola.
- bonito lugar para encontrarnos – dijo irónicamente - ¿A dónde vamos?
- Acá mismo – le respondí y ella se sorprendió.
- Si tu lo dices.

Abrí la puerta y entramos, allí estaba Carlos restaurando un viejo rifle de palanca, con el banco de trabajo repleto de herramientas, repuestos y sobre todo munición.

- Buenas gente – nos saludo – Les dejo todo en la hilera tres.
- Gracias – le dije – pasó en un rato, cuando vea que no se vuela un dedo.
- ¿De que hablan?

Fuimos hasta la hilera tres del polígono, en la pequeña mesa había una veintidós, una caja con munición, un tazer y un gas pimienta.

- debe ser una broma.
- Lamentablemente no – dije – cada día esta ciudad es mas peligrosa, así que considero que debes saber como defenderte.
- ¿con un arma? – dijo espantada.
- No, pero igual quiero que sepas usar una – le conteste – el gas y el tazer son tuyos.

Le enseñe a usar sus dos nuevos juguetes y luego pasamos a la veintidós, le enseñe a tenerla cerca del cuerpo al disparar para que nadie pudiera intentar quitársela, a recargar sin titar las balas al suelo como le acababa de ocurrir y por sobre todas las cosas a apuntar debidamente. No lo hacia tan mal, el primer disparo fue en el papel, pero la patada misma la asusto y otra ronda se disparo, dando en el Angulo entre la pared y el techo. Poco a poco fue corrigiendo su puntería, cada vez acertando más de los que erraba.

- Demian – me llamaba Carlos – tenes que ver esto.
- Ya voy – dije yendo hacia el – Cordi, apunta al pecho, no la cabeza.

En uno de los bancos de trabajo se encontraba el autómata que hallamos en el bunker de Ragulin, Carlos me comento que el teniente Mallon lo mando a buscar y le encomendó a el la labor de restaurarlo, el robot se encontraba casi desmantelado, y había partes nuevas desparramadas por doquier. Este bicho con las nuevas tecnologías será bastante duro de destruir, armadura mejorada y un calibre bien pesado. Volví a la tercera hilera, mi hermana ya se había terminado la munición y ahora andaba examinando el tazer.

- Ten cuidado con eso – le dije – diez mil voltios no son divertidos.
- El gas lo entiendo – me decía, mientras hacia de cuenta que dispararía – ¿pero esto no será un poco mucho?
- Si algún noviecito tuyo se pasa de listo – le hice notar – apunta entre las piernas.
- ¿Y que te hace pensar que tengo novio? – me preguntaba haciendo el papel de tonta.
- Por ejemplo – me hice el interesante – anoche no te encontré en tu casa.
- Ya no soy una niña hermanito – me refregaba en la cara - ¿y que hiciste tu toda la noche en mi departamento?
- Soy bastante mayor que vos – le dije con severidad – no te debo explicaciones sobre mi vida personal.
- La próxima vez trata de no dejar las esposas y el arma en casa – me dijo sacando ambos objetos de su cartera – Y no salí con un hombre, éramos un grupo de amigos, así que despreocúpate.
- ¿Y que otra me queda? – dije resignado.
- Ninguna – me contesto levantando los hombros – solo confiar en mi.

La sirena sonó en el arsenal, por los altoparlantes pude escuchar al coronel Zanders ordenando al escuadrón Bravo que se dirigiera al hospital, quizás era solo una medida preventiva, o quizás Ragulin había despertado y venían por el.

- Demian – me llamo Carlos – toma, llévate mi moto, pero devuélvela en una pieza.
- Gracias – le dije, abrí un casillero a mi izquierda y tome un chaleco antibalas y una reglamentaria con un par de cargadores – por si las dudas.
- Vete ya – me dijo – yo cuido a tu hermana, suerte.
- Trata de no matarte – se despidió ella abrazándome – ya estoy cansada de pasar por el hospital gracias a ti y tus amigos.

...

Llegue al hospital incluso antes de lo que yo esperaba, la adrenalina me hizo perder la noción del tiempo y el viaje se me paso volando. Deje la moto cerca de un cantero a la entrada, guarde las llaves y me dirigí a la entrada principal, la que obviamente estaba cerrada. Dispare contra la puerta, pero el vidrio no se rompió, así que aplicando una solución mas civilizada, dispare contra el teclado electrónico, abriendo de una bendita vez los dos paneles de vidrio antibala. Sirenas sonaban por todas partes y luces rojas parpadeaban indicando el tipo de alerta en la cual se encontraba el edificio. Corrí hacia las escaleras de emergencia, subiendo de a dos escalones a la vez, mi objetivo era el quinto piso, pero a la altura del tercero ya había confirmado todas mis sospechas, un encargado de seguridad yacía degollado contra la pared. Subí a toda prisa, salteándome peldaños hasta el quinto piso, intente abrir la puerta, incluso dispararle al cerrojo pero parecía estar bloqueada del otro lado. Probé suerte un piso más abajo, pude atravesar la puerta sin ningún problema, el pasillo al que ingrese daba justo con las habitaciones del ala de terapia intensiva, allí, la mayoría de los pacientes se encontraban en un coma inducido o severamente medicados. Caminaba lentamente por el corredor, con el arma en la mano, buscando a alguien que pudiese darme un poco de información sobre la situación actual. Doble en la esquina y me encontré con Camila, quien salía precavidamente del laboratorio de resonancias magnéticas.

- ¿Qué sucedió aquí Cami? – le pregunte bajando mi arma.
- vinieron por Ragulin – me dijo – maldición debería haberme ido hace dos horas cuando mi turno termino.
- ¿y Will? – inquirí preocupado.
- ahora tiene turno en kinesiología – intentaba tranquilizarme – en el segundo piso.
- Bien – dije suspirando aliviado – se salvo por poco, como siempre.
- ¿Viktoryia esta en el cuartel? – me pregunto, y al ver mi cara tornarse un blanco cera, se asusto tanto como yo – Apúrate.
- Sal de aquí – le dije – los refuerzos están en camino.

Corrí hacia la escalera ancha que utilizan tanto los pacientes en mejores condiciones como los visitantes, cuando estaba a punto de llegar al quinto piso, un puñetazo en el rostro me hizo detenerme en seco, si no me hubiese agarrado de la baranda seguro hubiera caído rodando por los escalones. Aun atontado, mi atacante aprovecho para agarrarme el brazo y con todas sus fuerzas lanzarme contra un carrito con equipamiento quirúrgico. Tirado en el suelo, el sujeto de proporciones parecidas a las de Bradley se acerco y me pateo el estomago, estire el brazo para tomar mi arma, que se me había escapado de la mano, pero este la pateo y me piso con fuerza los dedos. Levanto el pie, con la intención pisarme la cabeza y sentí un dolor palpitante en los dedos, en mi desesperación tome lo primero que tenia a mi alcance y se lo clave en el otro pie. Tome el bisturí y me reincorpore lo mas rápido que pude, empujando a mi adversario contra la pared y enterrando el bisturí en su cuello, quitándolo luego para que la sangre fluyera y este se desangrara rápidamente.
Junte mi arma del suelo, y revise el cuerpo de mi enemigo para quitarle la suya, un revolver .38 y una docena y media de balas sueltas. Seguí por el pasillo que dirigía al cuarto en el que Ragulin estaba internado, al asomar la cara por la pared, vi los cuerpos inertes de los dos guardias, incluso a esta distancia me di cuenta de que los habían matado silenciosamente y los habían acomodado en un banco cercano, como si se hubiesen dormido. Corrí a toda velocidad hacia allá, en un acto de imprudencia ingrese a la habitación sin ningún miramiento. Era un panorama desolador, la cama estaba vacía, la cámara de seguridad había sido destruida y yacían dos cuerpos en el suelo, me acerque al mas próximo de ambos cuerpos, con solo notar el color de sus cabellos vi que era Viktoryia, ella estaba muy maltrecha pero seguía viva, la habían molido a golpes. El otro cuerpo se encontraba al lado de la alarma, la cual había sido accionada, sobre un extenso charco de sangre, al darlo vuelta no pude contener el horror que se apodero de mi.

- Lourdes – dije dejando caer una lágrima por la enfermera que tanto me cuido y me regaño – así que fuiste vos.
- Sar... gento – escuche entrecortado, dándole vuelta de un respingo.
- Maleev, no se esfuerce – le aconseje a la joven - ¿Ragulin?
- Escapo – le conteste desmoralizado, siendo el golpe final para ambos el escuchar el rotor de un helicóptero tomar velocidad – Maldita basura, nadie bajara ese helicóptero, seguro es uno de los del hospital.
- Típico... de el – me contesto tosiendo – no todo... esta perdido.
- ¿Qué quiere decir Maleev? – pregunte anonadado.
- Antes de que... lo buscaran – volvió a hablar entrecortada – despertó... lo hice hablar... tengo información.
- Bien hecho niña – dije tratando de apoyarla – La emergencia termino.

Efectivamente la emergencia había terminado, las sirenas habían dejado de sonar y las luces de parpadear, el capitán Stephens del escuadrón bravo apareció frente a los dos en un traje Cobra, detrás de el se encontraban el soldado Webb y Camila, quienes rápidamente me quitaron a Viktoryia de las manos y comenzaron a tratarla.

- ¿Qué clase de idiotez cree que hace Crossett? – me grito el capitán.
- Mi trabajo señor – le conteste con el mismo volumen de voz – tres de los míos están aquí y no pienso dejarles a su suerte.
- Ya cállense los dos – grito Camila para nuestra sorpresa – si quieren matarse háganlo afuera, sino hagan silencio y déjenos trabajar en paz.
- Luego hablaremos de esto soldado – me dijo con un tono mucho más calmo – Cuide lo que hace si quiere seguir en el ejército.

Cita:
Capitulo 08: Cazadores y presas

14/08/2234 1930 Horas

Del cielo comenzaron a caer pequeñas gotas, las cuales golpeaban contra la ventana del cuarto en el que nos encontrábamos Viktoryia, Camila, el capitán Stephens y yo. El escuadrón Bravo se disperso por el edificio buscando algún indicio sobre el autor de la liberación de Ragulin. Viktoryia se encontraba mucho más cómoda, recostada sobre una camilla al lado de la ventana, viendo la lluvia caer a través de lo que una vez fue el domo de Nueva Sioux.

- Bueno sargento, hable – se impacientaba Stephens.
- Capitán, la paciente tiene dos costillas rotas, una casi perfora el pulmón derecho – le señalaba Camila – no es recomendable que se ponga a hablar ahora, espere a después de la cirugía.
- Algo para escribir aunque sea – dijo el capitán, ya al límite de su paciencia.

La doctora Díaz saco una lapicera del bolsillo de su bata y tomando prestada de una camilla cercana un portapapeles con una planilla medica en blanco para que pudiese escribir. Maleev comenzó a escribir, lleno una hoya entera y se la entrego a Stephens, quien se marcho de inmediato para entregar la información al cuartel. Quedando solo nosotros tres, Maleev intento hablar, pero fue callada rápidamente por la doctora, quien le alcanzo otra hoja en blanco para que nos escribiera.

- “Es peor de lo que pensábamos” – escribió la sargento – “Ragulin actúa bajo las ordenes de alguien mas”
- ¿Quien? – preguntamos al unísono Camila y yo.
- “No lo se” – escribió, y se acomodo un poco mejor en la camilla para que no le doliese tanto el pecho.
- ¿Sabes que andan tramando? – pregunto Camila, leyéndome la mente.
- “Ni Ragulin lo sabia” – nos mostró, dejándonos perplejos – “A el le encomendaron una tarea, no le dijeron con que objetivo”
- Inteligente de parte de ellos – acote – si lo capturaban no podría desbaratar el plan completamente, quizás ni siguiera afectarlo.
- ¿Qué le habían encomendado? – inquirió la doctora, antes de ser llamada por el altavoz debido a una emergencia con otro paciente, teniendo que irse antes de poder leer la respuesta.
- “El fue un espía, encubierto muchos años dentro del cuerpo científico, al igual que mi padre” – escribía a una velocidad asombrosa – “debía obtener un viejo diseño que desarrollo mi padre junto a científicos norteamericanos, que el no pudo entregar pues el proyecto no se había completado”
- ¿y logro entregarlo? – pregunte mientras ella continuaba escribiendo - ¿de que trataba el diseño?
- “si, logro lo que mi padre no pudo completar” – me escribió – “pero antes de averiguar de que trataba el diseño, lo rescataron”
- Y lo necesitan a el para completarlo.

Me acerque a Viktoryia y la ayude a acomodarse en la camilla, su piel blanca ya estaba cambiando de tonalidad donde la habían golpeado, hinchándose en varios lugares, así que le acerque un paño húmedo con hielo dentro para reducir la hinchazón. Me despedí de ella y me dispuse a ir al segundo piso, a relatarle lo sucedido a Will. Baje los tres pisos por escalera pensando la mejor forma de contarle todo sin que salga disparado de la cama hacia donde se encontraba Maleev. Al llegar a la habitación no pude contener la risa, lo habían atado de pies y manos para que no hiciera ninguna estupidez durante el incidente. Incluso mientras le relataba lo sucedido tuve que contenerme de estallar en risas, cosa que el noto y evidentemente lo le cayo muy bien.

- Hay algo muy raro en todo esto – me dijo preocupado.
- ¿Qué cosa? – preguntaba revisando cada detalle de lo sucedido, buscando que había pasado por alto.
- ¿Cómo se enteraron que Ragulin despertó? – me dijo - ¿Por qué no lo buscaron antes?
- Alguien les debe haber informado – supuse - ¿pero quien?
- No lo se – me respondió – Se aproxima otra caza de brujas.

...

En los días siguientes no sucedió nada relevante, Stephens y yo nos conseguimos una sanción disciplinaria y una semana sin salario de parte del coronel Zanders por pelearnos en el hospital. Incluso las guardias en la ciudad y el anillo fueron soporíferas, las mas tranquilas que he tenido en un largo tiempo, incluso Frank que usualmente se la pasa haciendo bromas, permaneció inusualmente callado, León también estaba raro, mas alegre de lo habitual, aunque cada vez que le preguntaba el motivo, se hacia el tonto. Con cada día que fue transcurriendo, mi ansiedad aumentaba, habría servido la información que consiguió Viktoryia, se sabrá algo del paradero de Ragulin.
Will recién recibió el alta hoy, durante el infortunado incidente con Ragulin se esforzó por salir de la cama y afecto la recuperación de su rodilla, debiendo permanecer unos días más en el hospital, así que Frank y yo nos encontrábamos a medio camino desde el cuartel para buscarlo.
Al llegar al hospital vimos a Will saliendo por la puerta en una silla de ruedas, tal como el reglamento del hospital lo indicaba. Nos bajamos del coche mientras el se despedía de la enfermera, la cual le alcanzo un bastón y nos encomendó que no le dejáramos hacer estupideces. Durante el viaje nos pusimos al día, ya que con lo ocupados que estuvimos entre guardias y suplencias, no nos veíamos desde la tarde tras el incidente. Pregunte sobre Viktoryia, a quien tampoco pude ir a visitar, y me comento que se fue de allí ni bien le soldaron las costillas correctamente, sin aprobación medica. La muchacha se estaba precipitando, hasta donde tengo entendido no sabemos nada de Ragulin o para quien o quienes trabaja, y poner en riesgo su salud no la ayudara a resolver todo este asunto mas rápido.
Llegamos al cuartel y, al ritmo de Will, nos fuimos a la sala de informes, entramos y lo primero que vi fue un mapa de los viejos Estados Unidos, o lo que quedo de ellos tras el Gran Apagón, en el había una serie de señalizaciones formando una línea irregular con unas leyendas que no alcance a leer. Dentro de la sala se encontraba el coronel Zanders, con un semblante sombrío poco usual en el, y el teniente Mallon peinando su canoso cabello con los dedos, lo cual tampoco era muy buena señal.

- ¿Tan mal estamos? – pregunto mi amigo leyendo la cara del coronel.
- Podría decirse así capitán – le respondió Zanders – tome asiento, el resto de sus hombres están por llegar.

Al instante de haber terminado la frase, ingresaron Díaz, Gressier y Maleev, sorprendidos dos de ellos al no saber la razón de la emergencia.

- ¿se sabe algo de Ragulin? – pregunto Viktoryia ni bien cruzo la puerta.
- Tome asiento sargento – le contesto el coronel – Esto va a interesarle.
- Hemos estado siguiendo a Ragulin – dijo el teniente, dejando a todos perplejos – al menos no en el sentido estricto.
- ¿A que se refiere señor? – pregunto Gressier, perplejo ante el comentario del teniente.
- A todos los prisioneros capturados se les coloca un rastreador subdérmico – aclaro el coronel – Evidentemente, en este caso resulto de mucha utilidad.
- ¿Quiere decir que sabemos donde esta? – inquirió Maleev – Envíenos ahora señor.
- Lamentablemente no es tan fácil soldado – respondió Mallon.
- Ya que Ragulin logro escapar, consideramos la opción de dejarlo ir – se explayo el coronel – al no saber que llevaba un rastreador, podría dirigirnos a la fuente de todo este problema.
- ¿Y lo hizo? – pregunte interesado - ¿nos entrego a su jefe en bandeja de plata?
- No, lamentablemente el rastreador fue desactivado hace un par de horas – nos informo el coronel.
- ¿Alguien le habrá avisado del implante? – quiso averiguar Will, mientras giraba el bastón entre sus dedos.
- Es casi una certeza que no – dijo el teniente – sino ya lo habrían desactivado hace días.
- Y nosotros debemos ir a recapturarlo señor – asumió Bradley, quien había permanecido callado hasta el momento.
- No, esa asignación la tiene el escuadrón Eco – dijo el coronel Zanders, haciendo que Viktoryia bufara de descontento.
- Nuestra misión es otra – dijo el teniente peinándose nuevamente el cabello con los dedos – Iremos a lo que quedo de la ciudad de Cape Girardeau, según el rastreador, Ragulin permaneció unas dos horas ahí antes de retomar la marcha.
- ¿Y que tiene eso de extraño? – pregunto Frank quien había permanecido callado hasta entonces – Puede haber pasado cualquier cosa carente de importancia ahí.
- No lo creo – dijo Gressier inesperadamente - Cape Girardeau es uno de los asentamientos controlado por la mafia, todo tipo de negocios y objetos se pueden encontrar allí.
- Señor, esta entrando una transmisión de la compañía Eco – aviso un técnico por el altavoz – es una emergencia.
- Póngala en el altavoz ahora – ordeno con severidad.
- “Aquí el capitán Kilpatrick del escuadrón Eco, nos encontramos bajo fuego pesado, nuestro medico ha caído y tengo dos hombr... grav...nte heridos, envíen refu...zos de inmediato, situación crit...”
- Señor, hemos perdido contacto con el escuadrón Eco.
- Cambio de planes – dijo saliendo disparado por la puerta, gritándonos a todos – ¡muévanse!

Las cosas se habían complicado mucho más de lo esperado, de una misión de búsqueda y captura, pasamos a búsqueda y rescate. A excepción de Will que no nos acompañaría, los demás corrimos hacia el arsenal, para armarnos hasta los dientes, y de allí al hangar, el Cazador de Sombras nos estaba esperando.
La nave despego con una fuerza tal que nos revolvió las entrañas a más de uno, para luego cambiar de dirección. Dejamos la ciudad atrás, volando a toda velocidad sobre los restos de las viejas carreteras tanto como por los escombros que antes eran imponentes ciudades. Estábamos todos muy callados en la aeronave, Maleev revisaba su nuevo juguete, un potente rifle calibre .50 con la capacidad de disparar varios tipos de munición como pequeños dispositivos electrónicos multipropósitos, mientras que Bradley hacia lo mismo con las cintas de una ametralladora pesada que llevaba sobre las piernas. El viaje silencioso como antes, me asome a la ventana justo cuando nos encontrábamos surcando el cielo sobre Cape Girardeau nuestro anterior destino. Llegamos a nuestro destino, un poblado precario el cual no parecía albergar muchos habitantes ni estar en las rutas de comercio de la zona, en poco tiempo se convertiría en un pueblo fantasma, como tantos otros que he visto en condiciones similares. De repente escuchamos los sonidos de la batalla, no parecía estar muy lejos así que el teniente dio la orden de ir a pie en vez de la aeronave ya que nos convertiría en un blanco muy fácil para el fuego antiaéreo.
Aterrizamos el Cazador detrás de un edificio abandonado de cómo cinco pisos de altura al cual usamos como cobertura. Al bajar la rampa de la aeronave, vimos que descendimos sobre un pequeño parque con algunos niños pequeños jugando a pesar de la batalla cercana. Al vernos bajar, los niños se nos acercaron pidiendo algo de comer o dinero, y con la aprobación del teniente la doctora Díaz les dio las provisiones que hubiesen sido nuestra cena, ellos la necesitaban mas que nosotros. Agradecidos, uno de los niños, una pequeña que rondaba por los cinco años nos dijo de donde provenían los disparos, además de indicarnos un salvoconducto por el cual llegar hasta allí sin que el enemigo nos pudiera disparar.
A pesar de los problemas que tubo Frank al caminar por los angostos pasillos, logramos llegar sin demoras a un predio industrial, cerca del estacionamiento, a unos treinta metros de nosotros se encontraba lo que quedaba del escuadrón Eco, refugiados detrás de su transporte, mucho mas adelante, desde una de las fabricas abandonadas les estaban disparando sin piedad.

- Bradley, Maleev cúbrannos – ordeno el teniente – El resto conmigo.
- Si señor – dijimos al unísono y tanto León como yo utilizamos granadas de humo para cubrir el trecho que nos separaba del escuadrón Eco.

Al hacerse lo suficientemente densa la nube, comenzamos la carrera. Los disparos pronto se hicieron escuchar en el viejo asfalto, que la nube nos cubriera no le impedía al enemigo dispararnos por mas que no nos viera, uno que otro disparo nos pasaba demasiado cerca, pero por suerte surcamos el trecho sanos y salvos, por ahora. Llegamos al camión, un soldado estaba disparando contra las ventanas de la fábrica y otra más estaba recostada en el suelo. La mujer no llevaba el entretejido escamado de su traje en la parte superior de su cuerpo, dejando su obscura piel al descubierto y con un trozo de metal clavado en su abdomen, usando su mano para hacer presión sobre la herida y evitar una segura hemorragia.

- Díaz, encárguese de ese hombre – ordeno el teniente – Soldado, informe de la situación.
- Soldado Pearce reportando señor, estamos cortos de munición y de hombres – dijo el hombre en un traje pesado – tres de nosotros han caído, incluido el capitán Kilpatrick, solo quedamos un cabo, mi compañera ahí tendida y yo.
- ¿Y donde diablos se encuentra el cabo? – pregunto Mallon.
- Señor, estoy en el quinto piso de la fabrica de semiconductores, justo debajo del cartel de “SEMIC S.A.” – nos informo el cabo por el canal común – nuestro francotirador fue abatido, tome su rifle y aquí estoy ahora.
- Conserve su posición soldado – ordeno el teniente – ¿Díaz, como se encuentra la soldado?
- Estable pero delicada señor – respondió – pero no debemos moverla de aquí o el fragmento se podría mover y causar un daño mucho mas grave.
- No quiero morir aquí – dijo sollozando y aterrada, mientras la doctora le inyectaba una dosis de antibióticos y algo de morfina.
- No hables ahora – le dijo calmada la doctora – y respira despacio, esa esquirla no debe moverse.
- Bradley reúnase con nosotros, Maleev valla con el cabo – ordeno el teniente Mallon – Gressier, tome el rifle de la soldado, esa escopeta no servirá de nada a esta distancia.

Cuando Frank se dispuso a cruzar la nube, la cual por la falta de viento aun era muy espesa, una estridente ráfaga de disparos se desato sobre ella. Se podía escuchar el ruido de los proyectiles golpeando contra el asfalto y el metal tan claramente como las fuertes pisadas de Frank al correr con ese pesado traje. Vi por el rabo de mi ojo lo que me pareció una llamarada, el sonido de una explosión nos hizo poner a todos en guardia, no sabíamos donde había ocurrido ni como.

- Escucho interferencia – dijo Pearce - ¿Thomas estas bien? Responde.
- ¿Se encuentra bien cabo? – pregunto el teniente.
- ¿Esta bien Thomas? – pregunto la mujer recostada, la cual al no tener su casco puesto, no tenia forma de escuchar alguna contestación.

No se escucho ninguna respuesta del cabo, así que asumimos lo peor, el fuego enemigo nuevamente había callado y tras un minuto de silencio nos dispusimos a buscar una solución a nuestra situación actual.

- Escuchan nuestras comunicaciones – afirme.
- ¿Qué le hace suponer eso Crossett? – inquirió el teniente.
- Pues bueno, supieron en momento en que el cabo Bradley cruzaría la nube de humo para abrir fuego – respondí, y agregando dije – además, descubrieron la ubicación exacta de nuestro francotirador al momento en que este nos la comunico.
- Si ese es el caso – bufo el teniente – Utilizaremos señas.

El cielo se había nublado bastante desde que salimos de la ciudad, y ahora las primeras gotas comenzaban a caer sobre nosotros, toda la semana hubo lluvias intermitentes y parece que hoy no seria la excepción.

- Hay que llevarla bajo techo – grito Díaz.
- ¿No dijiste que no había que moverla? – pregunto León.
- No puedo dejar que entre agua en la herida – contesto la doctora – o correrá más riesgos de infectarse.
- Les daré una mano – dije acercándome a los tres.
- Lo más conveniente seria mover el camión y usarlo de escudo – sugirió Frank.
- El motor fue destruido – informo Pearce – por eso nos quedamos estancados aquí en primer lugar.
- Entonces habrá que hacerlo a pulmón – dijo entusiasmado Bradley – prepárense muchachos.
- No dejen que se mueva la esquirla – dijo la doctora, así que levantamos a la mujer entre los tres a la vez.
- ¡Pearce!, ven y da una mano – grito Bradley, haciendo que el soldado se despabilara – a la cuenta de tres... tres.

El camión pronto tomo inercia y el fuego enemigo no se hizo esperar, escuchábamos el ruido de las balas impactando contra el blindaje del vehiculo, sonaba igual que la lluvia pero mas metálico. Cuando faltaban no más de tres metros para llegar al portón de chapa de un viejo garaje para vehículos de carga pesada, el camión se detuvo.

- ¿Qué mierda pasa ahora? – pregunto el teniente enfurecido.
- Deben haber reventado los neumáticos – acoto Pearce.
- ¿Qué no se supone que esas cosas están reforzadas? – dijo aun mas enfurecido.
- Parece que sacaron los juguetes pesados señor.
- Ya me canse de esto – dijo el teniente, apuntando su Hidra al portón del garaje, tumbándolo con una granada de contusión en el centro y luego tirando la ultima granada de humo que nos quedaba al medio del trecho – avancen, Bradley, Pearce, fuego de cobertura.

Esos pocos metros cargando a la soldado parecieron kilómetros bajo el intenso ataque que sufríamos, por suerte, nuestros colegas hacían un buen trabajo manteniendo al enemigo ocupado, incluso podíamos distinguir la obra de Viktoryia al disparar. Logramos entrar al garaje, ilesos pero con más de un agujero en los trajes, a excepción de León, al cual nosotros cubríamos. Cargamos a la mujer por un pasillo ancho y la dejamos con Camila en el deposito, allí el fuego enemigo no podría pasar las robustas paredes y se necesitarían unos cuantos cohetes para tumbar la estructura.
Volvimos a la puerta del garaje y vimos a nuestros tres compañeros cubiertos detrás del camión, con la lluvia se había levantado un fuerte viento y la cortina de humo se estaba disipando con facilidad. Gressier pego un rápido vistazo y le hizo señas al teniente indicando que había dos individuos ocultos en la terraza con rifles pesados. El teniente le ordeno a Pearce que se largara a correr ni bien comenzáramos a disparar y así el lo hizo, aunque no tenia la facilidad de Frank para moverse con ese traje logro llegar a nosotros en una pieza a pesar del intenso fuego contra el. En la balacera habremos abatido a tres de ellos incluido uno de los dos francotiradores, aunque nosotros tampoco salimos ilesos, Frank recibió dos disparos en la pierna, que si bien no lo lastimaron mucho, habían averiado seriamente los mecanismos del traje.

- Su turno teniente – le escuche decir a Frank.
- Aquí el que da las ordenes soy yo Bradley – dijo el teniente – Su turno.
- Negativo señor – dijo Frank – lo cubriremos por ambos extremos, y tendrá más posibilidades de llegar.
- Bradley su traje no funciona bien, nosotros lo cubriremos – grito el teniente.
- Y usted esta viejo señor, la falla del traje no me afectara – dijo Frank y comenzó a disparar contra las ventanas de la fabrica a lo cual nosotros también abrimos fuego – ¡Mueva el culo señor!
- ¡Mierda Bradley! – dijo el teniente y se largo a correr en zigzag para dificultar el apuntarle.
- ¡Llego! – grite al recibir al teniente jadeando como pocas veces en su vida - ¡te tenemos cubierto!

Bradley se levanto imponente y se preparo para correr mientras nosotros abatíamos a otro objetivo más. Frank corría con dificultad pero a un buen ritmo considerando todo el peso que cargaba, tantas horas en el gimnasio parecían estar dando frutos para algo. Nosotros seguíamos disparando con todo lo que teníamos, lanzagranadas, munición perforante, todo, mientras Maleev abatía otros dos individuos en el segundo piso. Me enfoque en derribar al francotirador de la terraza, el sujeto estaba muy bien cubierto, dejando a la vista solo el cañón de su rifle y el resplandor que ocasionaba. El cañón del arma se estaba moviendo, dejaba de apuntarnos a nosotros, buscando una nueva presa a la cual cazar.
A mitad de camino Frank se desplomo contra el suelo, con su pierna herida ahora se arrastraba tan rápido como podía hacia nosotros, aunque de pronto se detuvo, el francotirador restante lo había alcanzado. Al caer Frank el sujeto tomo su arma y se desvaneció, los otros individuos que nos estaban disparando hicieron lo mismo. La lluvia se había intensificado hasta convertirse en una tormenta. La visibilidad se había reducido drásticamente, pero los relámpagos que iluminaban el cielo iluminaron con su resplandor transportes varios que salían de la fábrica, escoltando un camión de carga antiguo.

- Avancen ahora – ordeno el teniente iracundo – Pearce, quédese aquí con la doctora, no quiero mas sorpresas por hoy.

Corríamos a toda velocidad a la fábrica, al llegar cerca de la puerta, Maleev se unió a nosotros. Dos de cada lado del marco de la puerta principal, derribamos la puerta e ingresamos abruptamente, pero nadie disparo. Nos pusimos a revisar la fabrica y con León encontramos el dispositivo que utilizaron para escuchar nuestras transmisiones, el lo voló de un escopetazo.

- Crossett, Gressier, vengan aquí – ordeno el teniente – no creerán lo que encontramos.

Subimos las escaleras hasta el segundo piso, allí había un hombre tendido en el suelo, con dos heridas de bala en el pecho, pero aun vivo, Viktoryia estaba con un pie en su cuello hablándole en ruso, pero el sujeto le decía que no entendía.

- ¿Dónde se dirige Ragulin? – pregunto en ingles.
- ¿Quién es ese Ragulin? – pregunto consternado el hombre.
- No te hagas el idiota – dijo la joven, tomando su cuchillo y hundiéndolo lentamente por uno de los agujeros de bala.
- ¿Dónde se dirige Ragulin? – volvió a preguntar.
- En serio, no conozco ese sujeto – respondió el hombre, a lo que Viktoryia hundió su cuchillo un centímetro más.
- A nosotros nos contrato un sujeto para recuperar maquinaria de esta fábrica – respondió el hombre y la sargento tubo que quitar su cuchillo por orden del teniente, aunque no de buena gana – mucho dinero, trabajo fácil, un trabajo soñado para cualquier mercenario.
- ¿Cómo era el? – pregunto Maleev.
- Joven, alto de ojos claro y hablaba con un acento raro.
- ¿Qué quieres decir con que tenia acento? – pregunto León apuntándole con la escopeta.
- Un acento raro, pronunciaba muy fuerte algunas palabras – dijo el mercenario – además, cada tanto hablaba con un hombre viejo en otro idioma.
- Ragulin – deduje.
- ¿Por qué contratarían mercenarios para robar una fabrica abandonada? – pregunto el teniente al sujeto.
- el hombre joven dijo que lo que buscábamos era muy importante para su socio – relataba el mercenario haciendo referencia al hombre viejo – y que dichos objetos debían estar muy bien protegidos.
- ¿dijeron a donde iban? – inquirió Maleev.
- No – contesto el hombre – el joven conducía y nosotros debíamos seguirlo.
- Muy bien – dijo el teniente, tomando su habano y rompiéndolo en pedazos – Si alguien me pregunta, no hubo sobrevivientes.

Cita:
Capitulo 09: Lazos de sangre

20/08/2234 0900 Horas

“La muerte toca mas a los que quedan que a quien se va” solía decir mi padre y tenia razón. En el poco tiempo que conocí a Frank, poco más de mes y medio, nos volvimos buenos amigos, como si nos conociéramos de mucho tiempo atrás. Tome el lugar de Will para cargar el ataúd hasta el pie de la lapida, Will me lo pidió ya que el no podía realizar grandes esfuerzos con la pierna lastimada. A mi derecha se encontraba la viuda abrazada a su hija, ambas llorando mientras la pequeña preguntaba porque su padre nunca volvería a casa. Evelyn estaba destrozada, mas de una vez Frank me comento que discutía con ella por los riesgos de su trabajo y la familia que dejaría atrás, sus temores se habían vuelto realidad, una sofocante y trágica realidad.
Al bajar el ataúd, el coronel Zanders, acompañado por Pearce, se acerco a Evelyn con una pequeña caja de ébano, ella lo miro perplejo, pero para los que ya habíamos pasado por esta situación sabíamos que contenía. Zanders abrió la caja y dijo unas palabras a la viuda de Bradley, quien rompió en llanto nuevamente.
Will se aproximo al ataúd y dijo unas palabras sobre nuestro compañero de armas, hablando con honestidad de la gran persona que fue, honesta, valiente y amable. Tras terminar el discurso el ataúd descendió en la tierra y se escucharon el sonido de fusiles veintiún veces.
Nos despedimos y cada uno partió en diferentes direcciones, Díaz y Gressier por un lado, el teniente Mallon, Zanders y Maleev, mientras que Will y yo nos quedamos conversando un rato más.

- Si algo me sucede, cuida de mi hermana – le pedí.
- Sabes que no hace falta que me lo pidas.

...

Con Ragulin trabajando con un socio no identificado, maquinaria de precisión robada y el intento de asalto a un laboratorio casi dos semanas nos dejaba en una posición un tanto precaria, el enemigo actúa con cautela, sin dejar rastros, espero que la división de inteligencia averigüe pronto que están tramando. EL coronel Zanders dio el día libre a todo el escuadrón, nos dijo que pasáramos algo de tiempo en familia aunque no sabría decir si quería evitar que hagamos una estupidez.
Deambule un par de horas por el anillo exterior, es increíble lo mucho que cambia ese lugar cuando uno no esta en una lata de sardinas gigante, compre algo de comida para llenar la heladera y algo para mi hermana, a la cual no veía hace unos cuantos días.
Ya caída la noche toque a la puerta de mí hermana, ella no me esperaba así que pensé que seria bueno darle una sorpresa. Música muy fuerte se escuchaba cuando un hombre de unos veintitantos abrió la puerta.

- ¿Cuánto es por la pizza? – me pregunto el joven.
- ¿tengo cara de repartidor? – le pregunte con cara de pocos amigos.
- Oye abuelo, esto es una fiesta privada – dijo el joven riendo, y tropezando las palabras.
- Hermano, ¿Qué haces aquí? – pregunto Cordi acercándose velozmente a la puerta.
- ¿Qué es todo esto? – pregunte encolerizado ni bien entre al departamento – ¿Quiénes son estas personas? Botellas tiradas por doquier y ¿Qué es ese olor?
- Puedo explicarlo – dijo ella atajándose.
- Espero que lo hagas.
- Para empezar yo no tengo nada que ver con esto – dijo mi hermanita – Karen esta celebrando el éxito que tubo su presentación en la galería del centro, ¿recuerdas que te comente hace unos días por el teléfono?
- Si, ahora que lo dices si – conteste un poco mas calmado.
- Estos son amigos y colegas de ella – me explicaba – apenas si conozco un par.
- Se nota el aroma a artista – dije bromeando – espero que no hagas ninguna estupidez.
- aquí estabas hermosa, pensé que te habías escapado – dijo un joven de no mas de veintiún años robándose a mi hermana dándole un beso en la boca - ¿Quién es el señor?
- Soy el hermano, Sargento primero Demian Crossett – le respondí al joven de cabeza rapada - ¿Quién eres tú?
- Señor, soldado raso Daniel Brook señor – dijo saludando formalmente.
- Supongo que también hay una explicación para esto – me dirigí a Cordelia, al final el sorprendido fui yo – y dígame, ¿cuáles son sus intenciones con mi hermana soldado?
- Déjalos Demian – dijo Karen acercándose al umbral de la puerta – Asumo que no estas aquí por mi exposición, pero pasa, no te vas a quedar toda la noche al otro lado la puerta, disfruta de la fiesta.
- Gracias, pero no estoy de humor para celebrar nada.
- Son jóvenes, déjalos.
- Ese es el menor de mis problemas – dije sobre Cordi y su nuevo “amigo” quienes desaparecieron en la multitud para esquivar las balas.
- ¿entonces que te sucede? – pregunto ella un tanto consternada.
- Un amigo... falleció ayer – dije entrecortadamente – en el puto cumplimiento del deber.
- Pasa, te serviré algo fuerte, parece que te hace falta.
- Mejor no, no creo que sea una buena idea, mi cara no refleja un espíritu festivo, la próxima será.
- Como quieras – me respondió cortante – cuídate.
- Veré que puedo hacer – le dije – ponle un ojo a esos dos encima.
- Déjalos vivir Demian – me respondió - ¿Qué nunca fuiste joven?
- Por eso te lo pido – le conteste con una picara sonrisa – No le digas lo de mi amigo hasta mañana, no quiero arruinarle la noche, nos vemos.


Baje por las escaleras ya que el ascensor se encontraba fuera de servicio, al llegar a la puerta del edificio pedí un taxi y el indique al chofer que me llevara al bar mas cercano. Pague al taxista y me baje en un antro de mala muerte, un viejo y familiar antro de mala muerte.
Golpee dos veces la oxidada puerta metálica y el portero al reconocer mi rostro me dejo pasar. El lugar tenía el mismo olor que lo caracterizaba hace años, a tabaco, alcohol y encierro. No había cambiado en nada, mismos clientes, mismas prostitutas, en definitiva, la misma porquería. Me acerque a la barra, y me senté en uno de los viejo bancos de madera, levante el dedo índice y el cantinero, tan viejo como la banqueta en la que me encontraba sentado, me sirvió un vaso de wisky. Tome la medida de un solo trago y pedí otra.

- Que sean dos.
- ¿Por qué no me extraña verte aquí? – pregunte.
- Podría decir lo mismo – me respondió Will.
- Aquí tienen – dijo el barman – Veinte créditos.
- Frank era un buen hombre.
- Lo se – conteste – un gran amigo.
- Dejo una familia atrás.
- Lo se – dije casi inmutable – ya nos encargaremos de los culpables.
- ¿Estas seguro? – me pregunto, dejándome atónito.
- ¿Qué te hace pensar lo contrario? – retruque – Se que la situación no pinta bien, pero ¿para tanto?, lo dudo.
- Ya no se que pensar Demian – me dijo mi amigo, encargando otra ronda.
- Esta la pago yo.
- Creo que es hora de que tomemos cartas en el asunto – me dijo – esto ya es personal.

_________________
FICCIÓN: Hermandad
GUÍA: El Bárbaro Berserker


Ultima edición por fedenet89 el 05 Ene, 2012 - 11:50 PM, editado 12 veces
 
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fedenet89
Asunto: Ficcion: Hermandad  MensajePublicado: 19 Sep, 2010 - 07:44 PM

Hija del Demonio
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Capitulo 10: Juego de espías

25/08/2234 0500 Horas

- Cuando Will dijo de tomar cartas en el asunto, no imagine que seria así – le dije a mi compañero mientras el auto se ponía en marcha.
- ¿y que habías pensado? – inquirió León.
- Cualquier cosa menos esto.

El auto de León por fin decidió arrancar, así que comenzamos nuestro viaje. Llegar a las puertas de la ciudad no nos tomo mucho tiempo, a esta hora casi no hay trafico y la mayoría de los atajos que tomamos no los transitaría cualquiera.

- Ustedes otra vez – dijo el mismo soldado que nos recibió hace más de un mes atrás – Documentos y lugar de destino por favor.
- Tome – dije alcanzando nuestras credenciales.
- Iremos a visitar viejos amigos a lo que quedo de Nebraska – Mintió León – volveremos en un par de días.
- Prosigan.
- Supongo que no nos desearan un buen viaje – bromee con mi compañero.

EL viaje nos tomaría unas doce horas aproximadamente, al no haber el trafico, ni los controles de antaño uno podía hacer prácticamente lo que le plazca en las ruta.

- Aun no entiendo como el coronel nos dio los días libres – me comentaba León.
- Te dije que esa mierda del psicólogo funcionaria – le respondí.
- Aun no puedo creerlo.
- Espero que no nos dejen mucho tiempo de parte medico.
- Si encontramos lo que buscamos el coronel nos tendrá en una aeronave antes de que nos demos cuenta.
- Sino, nos pasaremos toda nuestra carrera militar limpiando los cuarteles.

El sol ya había salido, azotando sin piedad el desértico paisaje, revolví en el asiento de atrás buscando algo para beber, León tenia un verdadero desastre ahí atrás, había cargado las cosas sin el menor miramiento, por suerte, lo mas importante lo llevábamos nosotros, mi revolver y una nueve con silenciador.
El viaje continuaba rápido e ininterrumpido, entre pueblito y pueblito a la distancia veíamos uno que otro motociclista transitar el mismo camino que nosotros, quien sabe cuales eran sus motivos para aventurarse a viajar solos.
El bosque que alguna vez hubo por estos caminos ahora no son mas que un cementerio de árboles aun erguidos a pesar del paso de los años, lo mismo paso con la fauna del área, muchos animales murieron y la radiación hizo estragos con el resto, a lo lejos se podía contemplar una manada de lo que alguna vez fueron coyotes devorando otro animal ya imposible de describir.

- ¿Cómo va todo entre Cami y vos? – saque a conversación tras mas de una hora de silencio.
- Que curioso.
- Anda León, dime – le insistí.
- Que vieja chismosa que resultaste ser.
- Tenemos unas cuantas horas de viaje por delante – le recordé – y puedo estar así por largo rato.
- Bueno, si no me queda otra – me dijo – esto ya esta pintando para un noviazgo serio, se que comenzamos a salir hace muy poco, pero nos conocemos desde hace tiempo.
- ¿Piensan notificar la relación? – pregunte preocupado.
- ¿A que te refieres? – dijo el.
- Bien sabes que no esta permitido mantener una relación amorosa con un miembro de tu misma unidad León – le conteste severamente – Yo personal mente no tengo ningún problema con que ustedes dos anden juntos, pero nuestros superiores pueden no pensar igual.
- Si, lo se, el capitán Anderson me dijo que reportarlo era mi decisión – me comentaba León, un cambio del que me sorprendí oír en mi viejo amigo – el no se metería, pero me dijo que tenga cuidado.
- Te entiendo ya me ha pasado – recordaba para su sorpresa – antes de abandonar el ejercito yo salía con una soldado raso a mi cargo, en medio de una misión a ella le dispararon y yo casi la cago.
- ¿Y que sucedió luego?
- Ella sobrevivo, pero el por entonces capitán Mallon reporto nuestra relación a los altos mandos – relataba – nos dieron dos opciones, o separarnos o trabajar en diferentes unidades, elegimos la segunda, pero al poco tiempo hubiese sido lo mismo elegir la primera.

El viaje continúo y dejamos el tema de lado. Parábamos una hora a descansar y almorzar y nos turnábamos para manejar, gracias a Dios trajimos unos cuantos bidones de combustible en el baúl, sino ya nos habríamos quedado varados hace largo rato.

...

Pasaron las horas y los kilómetros y de a poco nos fuimos aproximando a nuestro destino, a diferencia de Nueva Sioux, el paisaje era lúgubre y desolador, torres de cemento y vidrios rotos opacaban lo que alguna vez fue una hermosa ciudad. Bajamos la velocidad al entrar en la ciudad, si de lejos era un panorama decadente, por dentro solo empeoraba a cada metro que avanzábamos.
Para mi sorpresa León me pidió que detenga el vehiculo, se bajo y se acerco a un hombre de aspecto sospechoso que se encontraba fumando un cigarro. León intercambio palabras con el sujeto y volvió al auto, me pase al asiento del acompañante y continuamos adentrándonos en la ciudad.
Continuamos adentrándonos en la ciudad, hasta casi llegar al centro de la misma, las calles estaban infestadas de pandilleros, traficantes y prostitutas, más de una menor de edad. Finalmente nos bajamos del auto, un hombre se nos acerco y nos dijo que no podíamos detenernos ahí, que nos fuéramos si no queríamos pasarla mal, León lo miro unos segundos altaneramente y se limito a mostrarle una pequeña tarjeta blanca, el hombre al verla inmediatamente cambio su actitud hacia nosotros, se disculpo y se ofreció a estacionar el auto por nosotros, a lo cual León se negó. Tras dejar el auto en la vereda de enfrente, ingresamos al establecimiento y las primeras tres cosas que pudimos ver fueron mas mafiosos, mas prostitutas y la barra. León me indico que lo siguiera a la barra y que no diga una palabra, que lo dejara hablar a el. Le hicimos señas al cantinero y mi compañero pidió dos porrones de cerveza, tras pagar las bebidas, León me pidió que lo siguiera.
Subimos por una escalera, y tras esquivar dos señoritas las cuales nos ofrecieron un poco de amor de alquiler, nos encontramos con dos sujetos quienes nos volvieron a bloquear el paso. León tomo de su bolsillo un pase con las siglas VIP y tras mostrárselo a los sujeto nos dejaron continuar.
Ni bien cruzamos las puertas de vidrio opaco del área reservada estas se volvieron a cerrar inmediatamente, uno de los dos sujetos que nos había frenado el paso se volvió a parar delante de nosotros. El ambiente aquí era muy diferente al de abajo, música mas tranquila, bellas pinturas en las paredes y chicas que parecían ángeles, pero con sonrisas picaras como demonios.

- Marcel quiere verte – dijo autoritaria e inmutablemente.
- Llévanos con el – dijo calmo mi compañero.
- Síganme – dijo el hombre.

Caminamos un par de metros hasta llegar a una cortina bien gruesa la cual no nos permitía ver que había del otro lado, tras cruzarla pudimos ver un pequeño grupo de personas sentadas cómodamente alrededor de una pequeña mesa de madera, rodeados de guardias armados. Uno de los guardias se acerco a nosotros mientras los otros nos apuntaban, nos quitaron nuestras armas y se las dieron al hombre que se encontraba en el medio del pequeño grupo.

- Veo que no has cambiado en nada Marcel – dijo León relajado.
- Bajen las armas – ordeno el pequeño hombre rechoncho mientras una de sus acompañantes femeninas le servia una medida de cointreau – sirve mas maldición.
- Tu presencia no es bienvenida aquí León – dijo un hombre a la derecha de Marcel, con una voz grave e inflexible – vete antes de que halla problemas.
- No vine a causar problemas Jean Baptiste – respondió mi colega manteniendo la calma – mis motivos son otros.
- No me interesan tus motivos ni me gustan los extraños – dijo ya enfurecido, sacando un arma de su traje y apuntándome al pecho.
- Tranquilízate socio, me interesa saber porque esta aquí – le dijo Marcel su tenso colega – además, siempre hay tiempo para meterles un balazo.
- ¿Que quieres? – Pregunto Jean Baptiste impaciente por respuestas - ¿Mujeres, drogas, armas o volver al ruedo?
- Información – contesto León tajante.
- ¿Y que le hace pensar que nosotros sabemos lo que usted quiere saber? – hablo una mujer en el grupo, la única vestida decentemente, la única que no era prostituta.
- ¿y como saben ustedes lo que yo quiero saber?
- ¿Por qué piensa que nosotros sabemos que usted sabe lo que nosotros sabemos que usted quiere saber? – retruco la mujer inteligentemente.
- Ya basta de juegos de palabras Danielle – hablo cortante el hombre de la voz grave – explícate de una buena vez.
- Hace seis días un helicóptero del hospital de Nueva Sioux se detuvo dos horas aquí – dijo León – Estamos buscando a uno de sus pasajeros, un ex espía soviético que se dio a la fuga.
- ¿Y nosotros que tenemos que ver con eso? – Inquirió Marcel – los problemas de tu ciudad no me importan en la mía.
- Marcel, no me jodas – contesto no tan calmo – Se muy bien que sabes todo lo que ocurre aquí, y algo como eso no se te pasaría por alto.
- Incluso si no se me pasara por alto, ¿Qué te hace pensar que compartiría esa información así nomás contigo? – dijo Marcel vaciando su vaso y haciendo un gesto para que le volvieran a servir - Todo tiene un precio León, e incluso si pudieras pagarlo, ¿que te hace pensar que te vendería esa información?
- Así que son clientes tuyos – dedujo mi compañero - ¿Qué les estas vendiendo?
- Mi relación comercial con esos sujetos no es de tu incumbencia – afirmo Marcel haciendo un gesto con la mano, esta vez a sus guardias – toma tus cosas y vete, esta conversación termino.

Uno de los hombres de Marcel nos escolto a la puerta del sector VIP, volviendo nuevamente al ruido ensordecedor de la música. Bajamos las escaleras, esta vez sin cruzarnos ninguna amistosa señorita y nos quedamos tomando algo en la barra.

- ¿Y ahora que? – Pregunte - ¿alguna idea de por donde seguir?
- Sinceramente, no, Marcel es muy meticuloso si de negocios se trata – me respondió – la única forma de conseguir esa información seria que el nos la diera.
- ¿Alguna otra idea para conseguir esa información?
- Sin terminar muertos, no.
- Solo por curiosidad, ¿a que se refirió con “volver al ruedo”?
- Recuerdas que te dije que fui adicto.
- Si, ¿por?
- Digamos que no solo consumía – me respondió – también la vendía ¿adivina quien era mi jefe?
- Por como se trataban unos a otros, diría que Baptiste.
- Adivinaste, Demian, preferiría que esta conversación quedara entre nosotros dos.
- No te preocupes.
- ¿otra ronda? – dijo buscando en su bolsillo la tarjeta de crédito.

El grito de una muchacha nos hizo saber que no podríamos beber tranquilos hoy. Subimos nuevamente las escaleras y vimos el motivo de tanto escándalo, el guardia que antes nos abrió la puerta del VIP se encontraba tirado en el piso, sangrando y con varias heridas punzantes en el estomago, alguien lo había eliminado sigilosamente.
Cruzamos la puerta armas en alto, la cortina que cubría el reservado estaba siendo desgarrada por el fuego de armas automáticas, cuyo sonido se fusionaba con la música creando un típico cliché de película. Antes de que pudiéramos apuntar, los dos hombres cruzaron la cortina.
León y yo nos pusimos cada uno en un extremo de la misma, Listos para entrar, agarramos firmemente nuestras armas.

- Pequeño amanerado hablador – dijo una voz con acento extraño – el señor Petrov manda saludos.
- Esperen, yo no he dicho nada lo juro – sollozaba desesperado.
- Eso ya no importa – se escucho el sonido de un disparo.
- Una de las putas sigue viva – dijo el otro agresor – ¿que te parece si nos la llevamos para el camino de vuelta?

Rápidamente corrimos la cortina y apuntamos directo a los ojos de los agresores, ambos hombres se sorprendieron por un segundo, pero antes de que pudiéramos hacer algo el ultimo en hablar tomo a la chica fuertemente del cuello y apoyo el cañón de su arma debajo de su pera.

- Nadie tiene que salir herido aquí – dije tranquilo pero sin bajar el arma – tiren las armas al piso y suelten a la joven.
- O mejor nadie se hace el héroe y nosotros nos largamos – dijo el otro hombre, avanzando hacia nosotros sin temor a sufrir un disparo – contra la pared.

La vida de la civil era más importante que atrapar a esos dos sujetos así que obedecimos pero sin dejar de apuntarles en ningún momento. Ambos hombres cruzaron lo que quedaba de la cortina y se dirigieron lentamente, y guardia en alto, hacia la puerta de vidrio. EL mas robusto de los dos, quien sujetaba a la chica nos la arrojo con violencia, mientras el otro disparaba una ráfaga que nos hiso tirarnos al suelo. En el susto, la joven cayo sobre Leon, me di vuelta un segundo para ver si se encontraban bien y los hombres habían desaparecido.
Corrí hacia la puerta, abriéndola bruscamente para buscar a los dos atacantes, en vez de ellos pude ver a uno de los clientes haciendo presión con su camisa en la herida del guardia caído, le pregunte si había visto a los dos sujetos pero me dijo que estaba muy ocupado para responder. Ambos individuas se habían mezclado en la multitud, nadie parecía haber notado lo que paso del otro lado de la puerta, al parecer, estaba muy bien insonorizada, tanto que al bajar la escalera ninguno de los clientes o guardias de la planta baja supo darme indicación alguna.
Volví a subir la escalera para hablar con León, al pasar vi que el guardia ya había fallecido y el hombre estaba tapando su cara con su camisa ensangrentada. Lo jale de la mano, sin darle explicación algún y lo lleve al lugar del tiroteo.
Tras cruzar nuevamente la cortina, la cual se termino de romper en mis manos, pude ver a León haciendo presión en el hombro de Danielle, el hombre, quien me dijo ser un paramédico disfrutando de su día libre tomo la posta y le dio las llaves de su camioneta a la prostituta que se encontraba con mi compañero para que buscara su bolso medico.

- ¿Marcel, como esta mi Marcel? – pregunto agitada la mujer.
- Lo lamento – le contesto León, la joven había vuelto con el personal de seguridad del bar.
- Armand, lleva a nuestro invitado a la oficina de Marcel – dijo la mujer casi hiper-ventilándose, con lágrimas corriendo por su rostro – dale el contenido de la gaveta con llave.
- ¿Qué hay ahí? – pregunte.
- Todo lo que vinieron a averiguar.
- Gracias Danielle, lamento lo sucedido – dijo León – ahora debemos partir, cuídate.
- León, una cosa mas – dijo la mujer – ese hombre, el que mando el ataque, hizo sus negocios en persona con nosotros, se que te parecerá una tontería, pero llegue a escucharlo hablar con una mujer en un tono muy ameno, el sonrió en un momento, como si le hubieran dado una muy buena noticia, quizás eso te ayude a encontrarlo.
- Gracias Danielle, lo tendremos en cuenta.

...

Tras salir de la oficina de Marcel con una unidad de almacenamiento en nuestras manos y la posibilidad de obtener respuestas a preguntas que nos asechan desde que este desastre comenzó. Cruzamos la calle para volver al auto y vimos que dos de los neumáticos estaban rasgados, León pateo una de las llantas encolerizado.

- Lo único que nos faltaba – grito a los cuatro vientos.

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Ultima edición por fedenet89 el 13 Ene, 2012 - 08:49 PM, editado 1 vez
 
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fedenet89
Asunto: Ficcion: Hermandad  MensajePublicado: 19 Sep, 2010 - 07:45 PM

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Asunto: Ficcion: Hermandad  MensajePublicado: 19 Sep, 2010 - 07:52 PM

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Bien, ahora procedere a copiar los comentarios que te dejaron aqui mismo y borro el otro post Wink

Arrow

Frost escribió:
Bueno. Terminé de leerlo Smile

De qué Vault salió tu personaje? xD es broma Mr.Green

...

Muy bien, siempre interesantes las hisotrias post-apocalípticas: tienen ese no-sé-qué que siempre atrae. Como es cortito, sólo te hago comentario:

Cita:
- Capitán, el soldado Wright no lo logro –informo la medico– Lo lamento.


Hay una sóla cosa que no me gusta... o mejor dicho, que no me convence: en este tipo de campañas, los soldados, me parece, se suelen tutear. Decir "Soldado Wright" me suena a información sobre cargada para el lector. Me parece que simplemente "Wright no sobrevivió" qudaría mejor.

Te lo aviso ahora, que recién estarías empezando. Pero solo eso, una pequñés muy subjetiva de mi parte.

Un saludo.


Arrow

fedenet89 escribió:
Si, jugue el Fallout 3, pero te puedo asegurar que la idea de los saqueadores no proviene de ahi, si alguna vez viste alguna de las peliculas ochentosas del apocalipsis, onda Waterworld o alguna de las de Mad Max, o llendo a algun ejemplo mas actual, Eli&acute;s Book, vas a ver en todas ellas algun tipo de esclavista o saqueador, al igual que pueblos abandonados librados a su propia suerte

Igualmente, voy a intentar crear otro tipo de atmosfera, no la gran Fallout, con su todo apocalipsis termonuclear, sino algo mas apocaliptico con algunos toques ciberpunk, no tanto llendo a la steampunk, tocando el lado futurista, pero tbn voy a tocar mucho la relacion y la historia de cada personaje

EDIT: en cunato a tu opinion subjetiva, no digo que quede mal, pero puse soldado simplemente para indicar el rango, tbn pude haber puesto
- el cabo Wright no lo logro ....


Arrow

Krathoz escribió:
Uh habia un rpg tipo fallout 2 pero basado en la filosofia ciberpunk, si me acuerdo el nombre te lo paso, capaz te ayuda (o te divierte) Mr.Green

Ojala le metas ganas que tambien me interesa este tipo de literatura Mr.Green


Arrow

kemelestokes escribió:
Primer consejo: Cuida la ortografía.

Segundo consejo: no utilices el code para enmarcar el texto, el tipo de letra se hace bastante incómodo de leer, usa mejor el quote o déjalo sin recuadrar.

Por lo demás me ha parecido bastante correcto, aunque usas expresiones que no se usan en España y se me hace algo incómodo de seguir a veces, pero es más problema mio que tuyo Wink

Espero que sigas con la historia, promete bastante.


Arrow

wason-lp escribió:
Me gusta. Y espero más texto para leer Wink

Ahora mi crítica constructiva! no te tomes a mal nada.

-> la ambientación podría mejorar. Has explicado mucho mejor el "mundo" en el que se desarrolla la historia en los comentarios que en el propio texto. Supongo que estarás esperando el momento oportuno dentro de la trama para comentar algunas cosas, pero bueno pienso que alguna que otra referencia al mundo en el que se mueven los personajes de vez en cuando enriquecería el relato (aparte de la descripción de armas, armauras o vehículos militares, que de eso si que hay Razz)

-> de momento tiene una estructura muy "clásica" de este tipo de historias... protagonista con un pasado que dejó atrás se ve obligado por alguna desgracia/pérdida a volver a "empuñar las armas" Smile normalmente sería por venganza (pensé que la hermana moriría y el juraría venganza, pero fuiste bueno y la dejaste viva jejeje), y algo me dice que se convertirá en el líder de algún tipo de movimiento, defensa, ejército, etc... de la ciudad Mr.Green

Bueno, eso no es algo malo en absoluto... las historias de este tipo funcionan muy bien, sobretodo para desarrollar mundos distintos al nuestro Wink (ya sean pasados, futuros o alternativos).

-> esto es una petición: mete bichos mutados por radiación o algo que se parezca a un Zergling!! xD

Salu2


Arrow

Serpentskin escribió:
puede mejorarse, pero no por eso deja de ser bueno

coincido en los detalles que ve Watson

si postearas mas, con gusto seguiria leyendo

slds
Tulkas


Arrow

wason-lp escribió:
Me gusta lo bien detallada que está toda la escena de elección de equipamiento Wink Ayuda a meterse en el ambiente futurista y a la vez "cercano" de la mano de los siempre prácticos soldados... da igual de qué época sean, que simpre eligen las armas y armaduras más prácticas (excepto los gigantones Mr.Green).


PD: me parece que a alguien le gusta Maleev... Razz


Arrow

Fanagoras escribió:
Me gustó bastante la ambientación! Lo que sí, algunas partes las noté muy "extendidas". Es decir, demasiado detalle para algunas situaciones que pueden ser más resumidas sin perder la calidad.

Lo mejor es el prólogo Razz

Seguí nomás Razz

Saludos.
PD: Cuidá la ortografía ¬¬ ...


Arrow

Listo, todos los comentarios que tenias, ahora va a ser muchisimo mas facil de leer con todos los post juntitos Wink

Enhorabuena por el desarrollo, ojala lo continues y no quede en el olvido Wink

PD: Si, tiene la aprobacion del staff para reservar post ¿okey? no manden mp´s diciendo "ale ale, fedenet spammer" Wink
 
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fedenet89
Asunto: Ficcion: Hermandad  MensajePublicado: 22 Sep, 2010 - 05:56 AM

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Bueno gente, postee una gran parte del capitulo 3, lo hubiera terminado pero tube que ir a trabajar inesperadamente, y por cuestiones de horario y la hora a la que me tengo que levantar mañana no termino el capitulo hoy

Espero les guste, opinen

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Asunto: Ficcion: Hermandad  MensajePublicado: 22 Sep, 2010 - 08:55 PM

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La cosa se pone interesante Smile

Veamos como sale Maleev de esta xD

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fedenet89
Asunto: Ficcion: Hermandad  MensajePublicado: 26 Sep, 2010 - 09:44 PM

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ahi va el principio del capitulo IV, no se piensen q deje el proyecto, simplemente me surgieron varias cosas durante la semana. al capitulo le falta nombre xq tengo varias ideas maquinadas pero no se cual voy a aplicar ahora y cuales voy a dejar para mas adelante. Seguiria escribiendo ahora, pero ya me tengo que ir a trabajar

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fedenet89
Asunto: Ficcion: Hermandad  MensajePublicado: 30 Sep, 2010 - 07:14 AM

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Bueno, termine el capitulo 4 y ya estoy amazando un par de ideas para el cinco, espero les guste y posteen para hacermelo saber, criticas constructivas y destructivas aceptadas

EDIT: como llegue al limite de caracteres en un solo post, el capitulo 4 lo movi al segundo post del topic

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fedenet89
Asunto: Ficcion: Hermandad  MensajePublicado: 14 Oct, 2010 - 08:42 PM

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Capitulo 5 concluido, gente, no quiero sonar rompebolas, pero estaria realmente piola que posteen a ver que les parece la historia hasta ahora, si no es mucho pedir.

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Asunto: Ficcion: Hermandad  MensajePublicado: 15 Oct, 2010 - 08:49 PM

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Buenas,

Me esta gustando la historia, es interesante aunque cuesta de leer por el tipo de letra. La leo mejor en el movil que en el pc por el tamaño de la fuente, pero esto es problema mio Smile

Una cosa que creo que le falta es mas profundidad a las batallas. Mas detalles a la hora de explicar el combate creo que hace mas interesante la historia, le da esa "Emocion" que es necesaria para que nos imaginemos la situacion y nos sumerja hasta el punto de pensar que el que aguanta el rifle somos nosotros Mr.Green

Saludos.

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fedenet89
Asunto: Re: Ficcion: Hermandad  MensajePublicado: 16 Oct, 2010 - 08:21 AM

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RUS83 escribió:
Buenas,

Me esta gustando la historia, es interesante aunque cuesta de leer por el tipo de letra. La leo mejor en el movil que en el pc por el tamaño de la fuente, pero esto es problema mio Smile

Una cosa que creo que le falta es mas profundidad a las batallas. Mas detalles a la hora de explicar el combate creo que hace mas interesante la historia, le da esa "Emocion" que es necesaria para que nos imaginemos la situacion y nos sumerja hasta el punto de pensar que el que aguanta el rifle somos nosotros Mr.Green

Saludos.


Al fin uno q demuestra de forma activa q le interesa la historia e invierte 5 seg de su tiempo en hacermelo notar y sugerirme cosas

Tenes razon en lo que decis, los combates del capitulo 5 quedaron medio a la libre imaginacion del lector mas que a algo mucho mas detallado, como ser el capitulo 3, la verdad que no se xq paso esto, pero voy a tratar de evitarlo en el futuro y si puedo mas adelante lo corrijo en el cap 5

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fedenet89
Asunto: Re: Ficcion: Hermandad  MensajePublicado: 05 Nov, 2010 - 08:24 PM

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Gente, disculpen la ausencia, pero estube con los examenes de la facultad, estudiando como loco, asi que por eso no escribi nada hasta ahora, xq no tube ni tiempo de pensar que escribir, asiq ue ahora, que hasta diciembre no tengo finales, retomo la actividad

disculpen si este es un aporte medio cortito, pero voy a seguir en estos dias.

PD: es estudio valio la pena, hoy me dieron la nota del examen abarcativo anual de Psicoanalisis: Freud y me saque un 8

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RUS83
Asunto: Re: Ficcion: Hermandad  MensajePublicado: 06 Nov, 2010 - 12:36 AM

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fedenet89 escribió:
es estudio valio la pena, hoy me dieron la nota del examen abarcativo anual de Psicoanalisis: Freud y me saque un 8


Felicidades! No tiene pinta de ser sencillo lo que estudias Smile

Este ultimo capitulo es flojo pero, como has dicho, no esta acabado asi que me toca esperar Mr.Green

Si me permites el consejo, tomate el tiempo que necesites antes de escribir. Mejor tardar y que sea bueno que hacer las cosas con prisas y corriendo (Mira lo que esta tardando blizzard en sacar el D3 Mr.Green)

Saludos y suerte con los estudios!

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